La viña planta cara al cambio climático

El Día
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Investigadores del ICVV seleccionan clones de vid mejor adaptados al clima para mantener la calidad del Rioja

Los investigadores del proyecto Elisa Baroja y Javier Portu, con el director del ICVV, José Miguel Martínez Zapater (derecha), en una viña experimental en La Grajera. - Foto: Ingrid

El vino de Rioja ha ido cambiando a lo largo de la historia conforme varían los gustos de los consumidores o las circunstancias de la naturaleza, pero siempre ha mostrado capacidad de liderazgo y de adaptabilidad. Si en el pasado, plagas y enfermedades de la viña marcaron el camino a seguir, el cambio climático traza hoy un reto enorme para el sector vitivinícola. Y La Rioja ha puesto, desde la ciencia, las bases para afrontar la sequía o el alza de las temperaturas y asegurar que las viñas se adapten a la nueva realidad meteorológica y que el vino de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja mantenga su producción y prestigio.

Y en ese camino, el sector no está solo. El Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), que conforman el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de La Rioja y el Gobierno de La Rioja, lleva a cabo un ambicioso proyecto de selección de clones de vides de las variedades tintas tempranillo tinto y graciano y blancas viura y garnacha blanca más resistentes al cambio climático. Un trabajo con un enfoque muy práctico, de transferencia del conocimiento a viticultores y bodegas, que es posible acometer gracias a los fondos europeos FEDER.

Lo explica Javier Portu, investigador del Servicio de Investigación Agraria y Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura, miembro del grupo VitisGestión del ICVV y responsable, junto a Elisa Baroja, de este proyecto de selección clonal: «Esta no es una investigación básica, sino de transferencia, que pretende estudiar la diversidad intravarietal para seleccionar aquellos individuos con mejores características frente al cambio climático». Lo que hacen Portu y los demás investigadores es buscar de entre las cepas de tempranillo tinto y graciano y de viura y garnacha blanca aquellas plantas con rasgos distintivos, como un mayor nivel de acidez, menor producción, racimos menos compactos o mejor tolerancia a la sequía, que puedan llegar a las viñas de la DOCa para resistir mejor las nuevas condiciones climáticas y mantener la calidad del vino.

La investigación, que se nutre de financiación de la Unión Europea gestionada por el Gobierno de La Rioja, permite constatar también la gran diversidad clonal que hay dentro de ejemplares de una misma variedad de uva en el ciclo de crecimiento. Por ejemplo, hay clones de vid que se vendimian con una diferencia de tres o cuatro semanas con respecto a las cepas más tempranas. En la práctica, lo que buscan los investigadores, para transmitirlo en un futuro cercano a agricultores y bodegueros, son clones con mayor acidez, que en el caso de las uvas tintas tengan un bajo contenido en potasio, se puedan vendimiar más tarde para que la uva madure con temperaturas más bajas, que sean más eficientes al uso del agua y tolerantes con la sequía, que aporten color y den lugar a vinos de buena calidad.

Años de trabajo. Pero el trabajo que hoy se desarrolla en laboratorios, viñas experimentales y en el banco de germoplasma del ICVV no parte de cero. Ya en 1999 otros investigadores iniciaron la prospección en viñedos centenarios en busca de mutaciones y localizaron ejemplares que se plantaron en la finca de La Grajera entre 2001 y 2008. A partir de 2009 se efectuó un estudio preliminar de 729 clones de tempranillo y en una primera fase se seleccionaron 30 y 13 de graciano, que se plantaron en 2016 en la finca Valdegón, en Agoncillo, propiedad del Gobierno de La Rioja.

El trabajo también fue intenso en las variedades blancas. Hoy, el banco de germoplasma del Instituto contiene más de 1.600 clones de las variedades autorizadas en la DOCa. Con esos antecedentes, los investigadores del ICVV han seleccionado unos pocos clones para evaluar parámetros interesantes. En el caso de la uva tinta, se han estudiado todos durante tres años y ahora la investigación se centra en unos pocos clones, de los que saldrá la selección definitiva. En las blancas, comienza el estudio en su conjunto. El objetivo es ofrecer en su momento a los viveros, para que lo hagan llegar a viticultores y bodegas, clones de vid lo mejor adaptados posible al cambio climático. «Es una transferencia directa de conocimiento; intentamos aportar nuevas herramientas al sector con la selección de recursos vegetales.

Tenemos encima el cambio climático, como se vio el año pasado, con periodos de altas temperaturas, y cada vez más escasez de agua», comenta Javier Portu. La relevancia del trabajo anterior también la destaca el director del ICVV, José Miguel Martínez Zapater, que sostiene que el proyecto actual no hubiera sido posible sin el esfuerzo de varios años por conservar el material vegetal de la DOCa y buscar variantes. El trabajo previo es crucial, como también lo son los fondos europeos que respaldan la investigación. El director del Instituto subraya la importancia de estas ayudas también en proyectos cofinanciados de ámbito nacional, y las inversiones en equipamiento y subvenciones para contratar personal investigador y científico. «Estos fondos y los de desarrollo regional juegan un importante papel en la investigación y en la I+D+i de la región; no son un gasto, son una inversión», apostilla Martínez Zapater. De la trascendencia de esa financiación es consciente el Gobierno riojano, que por primera vez cuenta con una Dirección General exclusivamente dedicada a fondos europeos. La Rioja, que está al frente de la Delegación Española en el Comité Europeo de las Regiones, es de las pocas comunidades que ha ejecutado el 100% de los fondos FEDER y FSE 2014-2020 y alcanza el 50% en los Next Generation.

 

RESULTADOS SOBRE EL TERRENO EN ESTA DÉCADA

Investigadores y responsables del ICVV destacan la vocación práctica del proyecto de selección clonal frente al cambio climático. El director del Instituto ve mucho interés en el sector vitivinícola por el proyecto, «que es fácilmente transferible a los viveros». ¿De qué plazo hablamos? José Miguel Martínez Zapater pronostica que aunque aún no están disponibles en la red comercial, los clones llegarán al sector en la presente década. El investigador Javier Portu apunta que se seleccionan clones diferenciados, pero dentro de las variedades autorizadas en la DOCa, porque obtener nuevas variedades de vid resultaría complicado en lo burocrático y en la aceptación por parte de los consumidores.