"Piensas en lo peor"

Ana Torrecillas
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Contar con la ayuda de FARO ha servido a Lina a sobrellevar mejor la enfermedad de su hijo Andrick

Andrick juega en la sala infantil de FARO - Foto: Óscar Solorzano

Lina Vanessa Ríos es una madre feliz. Tienen dos niños, de 4 y 1 año de edad, que son tan parecidos como dos gotas de agua.Ambos son igual de movidos y risueños; y se sienten en la sala de juegos de la asociación FARO, con sede en la calle San Antón de Logroño, como en su casa. Lina Vanessa sonríe al ver jugar a sus hijos, pero hace un año la vida no le dio ningún motivo para sentirse dichosa.Por aquel entonces,  a su hijo mayor, Andrick, le diagnosticaron leucemia.

«El niño comenzó a sentirse cansado y a tener fiebre», recuerda Lina Vanessa, «lo llevé a Urgencias y  le hicieron pruebas y análisis de sangre, pero me decían que era un resfriado o que eran consecuencias de un cambio de clima».

La situación lejos de mejorar, se agravó. A Andrick le salieron moretones por todo el cuerpo. Un día la fiebre le subió mucho y empezó a sangrar por la nariz. Fueron de nuevo a  Urgencias y, por fin, dieron con el diagnóstico: padecía leucemia: cáncer en la sangre.

«Fue terrible, estaba sola en el hospital y embarazada de mi segundo hijo cuando recibí la noticia», señala, «fue muy duro porque nos trasladaron rápidamente en ambulancia al hospital de Zaragoza, estábamos muy asustados».

Sin familia cercana y con su marido trabajando, a Lina Vanessa le costó hacerse con la situación. «En el hospital me hablaron de FARO y ellos se pusieron en contacto conmigo y me ayudaron», continúa, «necesitaba apoyo porque cuando te dicen que tu hijo padece cáncer siempre piensas lo peor, temes que ocurra lo peor». Afortunadamente, el tratamiento funcionó y Andrick está superando la enfermedad. Continúan yendo al hospital Miguel Servet para continuar con el mismo,  aunque solo le quedan dos sesiones en el centro y luego, seguirá trasladándose a la capital mañana para las revisiones. 

«En FARO han estado muy pendientes de mi», dice esta joven madre, «me informaron sobre cómo continuar con las clases y ahora va un profe a casa cuatro días por semana. Yo acudo a las reuniones de grupo, porque sentirte acompañada y escuchada por otras familias hace que pierdas ese miedo a que ocurra lo peor».