Hincar los codos en busca de un futuro seguro

Pablo Sáenz
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Preparar unas oposiciones no es tarea sencilla. Marina Sicilia y Ana Diez, aspirantes a maestra y a fiscal, relatan su rutina de estudio para aspirar a un puesto en la administración

Ana Diez, opositora a fiscal, estudia en la Biblioteca de La Rioja - Foto: Óscar Solorzano

En cuatro meses he pensado seriamente dos veces en dejarlo. Es un nivel de estrés que no me imaginaba. La experiencia está siendo más dura de lo que pensaba». Ana Diez se graduó el año pasado en Derecho por la Universidad de La Rioja. En septiembre comenzó a prepararse las oposiciones de judicaturas. La media de estudio es de cinco años. Esta ausejana tiene un largo camino por delante lleno de disciplina. A pesar del estrés, Ana no duda y tira de vocación cuando la perseverancia  flaquea: «Quiero ser fiscal. Sé que es lo que quiero porque me gusta de verdad». Como ella, son muchas las personas que se están preparando para sacar una plaza de la oposición a la que optan. Un proceso largo, duro y lleno de inseguridades, miedo y ansiedad. Para ello, Isabel Fernández, profesora del Máster en Formación del Profesorado de la UNIR, propone una serie de claves y herramientas que harán de este camino más llevadero y efectivo.


«Las oposiciones no es saberse el temario, también implica saber controlar la parte emocional y gestionarnos en cada momento», explica Fernández. Se suele decir que 'el miedo es nuestro peor enemigo', algo que también advierte la profesora, quien enumera el «miedo a no aprobar, a no tener trabajo al año siguiente, a quedarse en blanco o a llegar tarde al examen». Son los temores más frecuentes entre los opositores que viven con la cabeza metida en los libros durante meses o incluso años para conseguir una plaza fija. «Todos ellos llevan al miedo a suspender» y, por ende, «al fracaso personal», advierte. La inseguridad y las dudas generan «ansiedad y miedos fundados e infundados», apunta.


Como Ana, Marina Sicilia lleva desde septiembre sumergida en su rutina de estudio. La joven logroñesa, graduada en Magisterio Primaria por la Universidad de La Rioja, tiene como objetivo conseguir su plaza de profesora con especialidad en inglés a finales de junio. Si bien reconoce que lo lleva «bien», Marina lamenta que «está siendo difícil porque es un año de cambios, han cambiado las leyes y, además, han salido muy pocas plazas, menos de las esperadas. Es un poco desmotivante a ratos». 

Marina Sicilia, opositora a maestra, estudia en su casaMarina Sicilia, opositora a maestra, estudia en su casa - Foto: Ingrid


La Oferta de Empleo Pública de 2021 para 2022 ofertó 281 plazas en La Rioja, según los datos ofrecidos por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). De ellas, 139 son para personal funcionario, 18 para el personal laboral y 124 para personal docente no universitario (5 para maestros especialistas en inglés).


Ambas opositoras estudian seis días a la semana y el domingo descansan. No obstante, hay días en los que les pesa el «cansancio» o tienen la mente más «embotada». Cada una tiene sus métodos ante esos casos en los que las horas de estudio no cunden. Ana, en primer lugar, opta por realizar «tareas más sencillas como subrayar o hacer esquemas» y si ve que no se concentra, entonces para, descansa y desconecta. «Lo que sea menos perder el tiempo», advierte. Por su parte, Marina prefiere «dar un paseo o hacer ejercicio». Fernández propone distintas herramientas o consejos para afrontar estas situaciones y evitar la frustración. «Cuerpo sano, mente sana», anuncia. «Es importante ver que avanzamos, gamificar el proceso de oposiciones y darnos premios con los objetivos que alcanzamos», aconseja.


TRES OPCIONES. Respecto a la forma más acertada para prepararse y organizarse un calendario, la profesora de la UNIR señala que «no hay una receta mágica para todos. A una persona le irá bien un método y a otra, otro». Por ello, «es importante conocernos a nosotros mismos». Así, destaca tres opciones diferentes: prepararse por libre y que cada opositor elabore su temario y su cronograma, una vía «un poco peligrosa porque está en la cuerda floja» y «en determinado momento necesitará apoyo de un preparador, una academia, un familiar o alguien que les anime a seguir»; acudir a una academia especializada, donde «tienen estructurado y organizado el ritmo de trabajo que hay que llevar a cabo para llegar a las oposiciones»; y la última vía pasa por recurrir a un preparador, que es «la forma más personalizada y adaptada a tus circunstancias». Esta última es la opción «más cara» pero «los niveles de estrés bajan mucho por la confianza que deposita esta persona», explica Fernández.


En esta línea, mientras Marina lleva a cabo sus ocho horas de estudio diarias en casa y opta por acudir a una academia para prepararse su examen, Ana prefiere la biblioteca y se decanta por el asesoramiento de un preparador. 


La aspirante a maestra de inglés reconoce que, de momento, no ha tenido bajones. Si bien valora y cuida mucho su salud mental, está convencida de que «llegarán». Por su parte, la aspirante a fiscal reconoce que se estresa y desestresa rápido: «Echo las lágrimas y lo suelto todo». Eso sí, después de una jornada de estudio ambas opositoras encuentran sus momentos para mimarse. Desde una ducha calentita, una sesión de yoga, momentos en pareja, un plan en familia o una escapada de domingo. Pequeños momentos para cargar las pilas y comenzar el día siguiente con salud mental para hincar los codos.