El yacimiento arqueológico de Valbuena abrirá en marzo

Feli Agustín
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Tras un retraso de 15 meses, se recorrerá en una ruta que integra también al Revellín. En un futuro cercano, se descubrirá un calado del siglo XVI, que nunca ha sido visitado

Las ruinas del antiguo monasterio y todo lo que encierra sobre la historia de la ciudad podrán visitarse, después de un proceso de acondicionamiento que ha descubierto restos de muralla. - Foto: Óscar Solorzano

Ha pasado más de una década y su anhelada apertura se ha retrasado 15 meses, pero faltan pocas semanas para que el yacimiento arqueológico de Valbuena,  ubicado en el frente septentrional de Logroño, pueda volver a ser recorrido.

Así lo avanza el concejal de Patrimonio y Casco Antiguo, Adrián Calonge, que informa de que será de nuevo visitable en marzo, una vez que se proceda al desbroce «de mantenimiento», una tarea que ya tiene quien la emprenda y que se ejecutó de manera más intensiva en mayo de 2021.

Habrá también que formar a los guías, cuyo número está por determinar, y especificar las tipologías de visitas: turísticas, divulgativas -destinadas a grupos como asociaciones- y para escolares. «No pueden ser iguales, la turística será más lúdica;las divulgativas tendrán diferente grado de complejidad técnica en función de las características del grupo;y las escolares se adaptarán a la edad de los estudiantes», comenta Calonge, que está cerrando con la Concejalía de Turismo los últimos detalles de una visita, que tendrá carácter gratuito y una duración de 40 minutos al integrar en una misma ruta a la muralla y El Cubo del Revellín, construido entre 1522 y 1524.

«Es del siglo XVI, como gran parte de Valbuena, y la intención es que los visitantes puedan disfrutar también de la experiencia del Revellín, cuya exposición es una de las más valoradas dentro de la oferta cultural de  Logroño», explica el concejal, que reflexiona que con el conocimiento de ambos elementos patrimoniales se pueden valorar los aspectos civiles y religiosos del Logroño posmedieval. 

Relata que la ruta se iniciará en  el Cubo del Revellín y, de ahí, a Valbuena, donde se adentra por un camino hacia la zona norte, se ve la muralla, la iglesia, a la que se accede gracias a una nueva plataforma, dos capillas laterales, y el convento.

El calado. Pero, además, en un futuro cercano, un calado del siglo XVI, de unos 12 metros y vinculado al convento, que se encuentra en buen estado de conservación, «se pondrá en valor» para poder, por primera vez, ser visitado. 

Este calado justificaría «aún más» la integración de Valbuena en el futuro proyecto de Enópolis que, con el núcleo en el Centro de la Cultura del Rioja, tiene ya en su oferta turística,  cultural y divulgativa en el Cubo del Revellín, el Espacio Lagares y el Calado de San Gregorio.

El yacimiento de Valbuena encierra y entierra restos de distintos momentos, que permiten efectuar un recorrido histórico por la evolución de la ciudad.  Acogió un templo románico y un convento dominico; consta de una iglesia levantada en dos fases, la primera, fechada entre los siglos XII y XIII, de la que solo perdura parte del ábside y tres tumbas; y una segunda, del siglo XVI; el claustro del convento «perfectamente conservado», y un antiguo molino, que a partir del siglo XVI se convierte en el calado.

Ya en el siglo XIX, el recinto fue fortificado por los franceses durante las guerras napoleónicas -la iglesia y el convento se reconvirtieron en un cuartel-, periodo del que perdura parte de la muralla del Ebro, que fue también utilizada durante las contiendas carlistas.

El retraso de la apertura, que estaba prevista para finales de 2020, ha sido consecuencia de nuevos descubrimientos hallados durante los trabajos arqueológicos; en concreto, restos de una muralla del siglo XVI, que a inicios de siglo perimetraba Logroño desde calles San Gregorio, Norte, continuaba hasta Once de Junio, la actual Gota de Leche, proseguía por Bretón de los Herreros, Muro de la Mata, Muro del Carmen hasta el entorno del Sagasta. El recorrido continuaba por la Villanueva hasta el hospital de La Rioja para concluir en el castillo, que se levantaba en las inmediaciones del puente de Piedra. 

En 1522, tras el asedio francés de la ciudad, se construye el Cubo del Revellín con un nuevo tramo que llega hasta la Gota de Leche.  «No sabemos qué hace aquí la muralla», confiesa Calonge, que abre un abanico con varias posibilidades:podría tratarse de un torre de vigilancia sobre el Ebro, un polvorín para guardar armas, pertenecer a la muralla del siglo XVI o, incluso, formar parte de alguna otra aún desconocida. El concejal, doctor en Historia, fía la resolución del enigma a futuras excavaciones.