«Ahora dile a tu madre que no saltas a las vaquillas»

R. Muro
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Risas, revolcones y algún pequeño susto en la segunda mañana en La Ribera, con un speaker que sabe tirar de ironía y desparpajo

El joven salió por su propio pie pero acompañado por miembros de Cruz Roja. El pantalón, para tirar - Foto: Ingrid

Segunda de abono, que diría el argot taurino, para la otra feria que lidia el coso logroñés durante las fiestas de San Mateo. En este caso, en jornada matutina y con una afluencia generalizada de jóvenes que para sí quisieran las tardes de fiesta y toros de La Ribera. Casi lleno para las inquietas reses de la ganadería alfareña de Toropasión que dejaron algunos momentos de sustos, revolcones y algún que otro golpe de esos que se recuerdan durante días. La mañana tuvo para todos los públicos. El Gran Prix, en el que participaron cuatro cuadrillas de jóvenes, despertó las carcajadas del respetable, superados ya los estados de sonrisa y risa, precisamente cuando no había vaquillas sobre el ruedo. Amenizado todo ello por  un irónico speaker que pidió a los participantes girar quince veces sobre ellos mismos con un palo en medio. Unos cuantos se fueron al suelo tras superar la prueba y con evidentes síntomas de desubicación. 

En estas lides que fusionan el arte de sortear reses con el juego, Alejandro, del equipo verde, tiró de destreza más que de rapidez y se hizo con el reconocimiento al mejor participante. «Nunca nadie moviéndose tampoco ha conseguido tanto», apuntó el speaker. Y es que Alejandro optó por tumbarse en la piscina de bolas situada en el centro del ruedo para pasar totalmente desaparcebido a los ojos de la res. Mientras tanto, sus compañeros de juego, corrían.

Su aportación, junto a la de su equipo ataviado con camiseta verde, le sirvió para proclamarse también campeón en la prueba por equipos. Sonó el We are de champions.

La suelta de vaquillas es otra cosa. Con más público lanzándose a la arena de lo que suele ser habitual, la grada ovacionó unos cuantos recortes, alguna anilla que terminó en el cuerno de la res, e incluso alguna 'librada' de esas que nadie es capaz de explicar, pero que ocurren. En el lado opuesto se escucharon esos gritos espontáneos que nacen de lo más hondo cuando una vaquilla se lleva por delante a alguno de los mozos. Uno de ellos fue atropellado en el abdomen y otro fue víctima del recreo de la vaquilla. Cogido por el pantalón y tras zarandearlo durante unos cuantos y eternos segundos, el joven pudo escapar tras rasgarle el pantalón y con la ayuda de otros jóvenes que acudieron al despiste de la res. Se retiró  por su propio pie pero acompañado por los servicios de Cruz Roja. Desde megafonía, no sin una amplia dosis de ironía, se escuchó un «¿estás bien? Ahora dile a tu madre que no sales a correr las vaquillas». Por lo demás, alguna caída y pequeños sustos que no llegaron a más.

Pitidos. La siguiente en saltar al ruedo, dirigida a un público de menor edad y de hechuras visiblemente más reducidas, es decir, era becerro, se perdió en la arena ante la invasión de gente sin saber si ir o venir. No gustó al público y así lo expresó con algunos pitidos. No es la primera vez que La Ribera silba la presencia de reses tan pequeñas entre una marabunta de gente, aunque esté planificado para el disfrute de corredores de menor edad.

La traca final de la mañana en La Ribera hizo las delicias, precisamente, de los más pequeños. Los carretones, bien presentados, como de nuevo diría el argot taurino, corrieron y sortearon niños y niñas. Solo queda la duda de quién corre detrás de quién.

Lo que ya es una evidencia es que los festejos de la plaza de toros a partir de las 9.30 horas constituyen una de las citas más concurridas del programa de San Mateo y con una presencia mayoritaria de jóvenes, pero a la que acude público de todas las edades.