La amenaza es verde

Diego Izco (SPC)
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Los Boston Celtics se interponen en el camino de los Warriors, grandes favoritos hacia el título

Jason Tatum es el líder de los de Boston. - Foto: Jasen Vinlove

Cuando arrancó la temporada, Nets, Bucks, Lakers y Suns figuraban en todas las quinielas; a mitad de curso, cuando se recuperó Klay Thompson después de un infierno de casi tres años, los Warriors se colaron de lleno en la nómina de favoritos. Los Celtics ni aparecían. Y esta madrugada son estos dos últimos quienes empiezan a luchar por el anillo en la gran final. 

Pequeña pausa para un guiño histórico: en la considerada peor temporada de la historia de los Lakers, tiene cierta poesía que los Celtics hayan alcanzado la final de la NBA después de 12 campañas intentándolo... 

Se equivocan de lleno, o eso vaticinan los analistas, quienes otorgan un claro favoritismo a Golden State. Todo invita a señalarlos como tal: Stephen Curry jamás abandona su varita mágica, Thompson ha vuelto igual de inspirado que cuando lo dejó con aquella fatídica lesión de junio de 2019 y Steve Kerr ha forjado un bloque de cemento armado a su alrededor. Las semifinales ante los Mavericks de Luka Doncic, con ese 4-1 apabullante, son el mejor ejemplo. 

Además, los de San Francisco tendrán ventaja de campo en las finales por haber logrado dos triunfos más en la temporada regular (53 a 51); llegan a la gran batalla después de dos cursos consecutivos de fiasco, terminando fuera de los 'play-off', después de aquel lustro mágico: de 2014 a 2019 llegaron a cinco finales y ganaron tres de ellas. Las graves lesiones del propio Thompson y de Kevin Durant (que después decidió marcharse) dejaron a la franquicia en plena recomposición de un puzzle cuyas piezas han vuelto a encajar esta temporada. 

El bloque de Udoka

Sin embargo, Boston posee ese don competitivo histórico… y actual. Los Celtics siempre vuelven. En 2008 conquistaron el título, en 2010 cayeron ante los Lakers de Pau Gasol y 12 campañas después, con el conjunto completamente renovado, asaltan de nuevo las finales. Ime Udoka, en su día asistente de Popovich, es de los pocos técnicos que han alcanzado la última ronda en el año de su debut. El esfuerzo sobre el talento: esa es la clave de la gran amenaza, la cual viste de verde. 

Aunque el bloque es la clave bostoniana, es imposible no señalar a Jayson Tatum como gran artífice del éxito. El niño que decía a su madre «quiero ser Kobe Bryant» y lució una codera morada y dorada en el séptimo encuentro de las semifinales ante Miami, ha cruzado las historias de Celtics y Lakers en el año en que su equipo busca deshacer el gran empate histórico: 17 títulos de la NBA contemplan a ambas franquicias. Solo LeBron, Wade y el propio Bryant habían promediado en 'play-off' 25 puntos, cinco rebotes y cinco asistencias por compromiso. Tatum ya es el cuarto de la nómina. 

Un paso más allá del comportamiento de las estrellas, la clave va a estar en las defensas. Tanto Kerr como Udoka han diseñado el 'libreto' de la temporada con mimo, dejando poco al azar y mucho a anular las virtudes del rival. Saber si a los Horford, Smart y compañía les alcanzará para detener el juego exterior de los Warriors es una incógnita que empieza a despejarse esta misma madrugada. 

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