No hay fiesta sin feria

G.B.
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Las barracas se citan con los sanmateos y convierten Las Norias en punto neurálgico en unos festejos de perfil bajo

Una barraca festiva, en una imagen de archivo. - Foto: Óscar Solorzano

Buena parte de los atípicos sanmateos de 2021 estará en la orilla izquierda del Ebro. A las fiestas mayores les podrán faltar los fuegos, las degustaciones o el jolgorio inagotable de las peñas, pero el coronavirus no ha podido con la trepidante animación de las barracas. El ferial de Las Norias aguarda ya, con todo engrasado, a una buena afluencia de público, como ya ocurrió en junio, cuando los feriantes hicieron una caja más que aceptable en el recinto logroñés. «Estamos muy contentos de volver a Logroño después de la experiencia de junio y venimos muy ilusionados a San Mateo», comenta Pedro Arnedo, secretario de la Asociación de Industriales Feriantes de La Rioja.

Auténticos observadores del ánimo colectivo allá por donde van con sus carruseles, los feriantes detectan en la gente ganas de divertirse y de acudir a las atracciones como terapia antipandemia. Y perciben una novedad: la creciente presencia de público joven, ‘chavalería’ que encuentra en la feria una alternativa de ocio en medio de las restricciones sanitarias.

Las precauciones anticovid estarán ahí, pero dan margen para la diversión. Las barracas estarán en Las Norias desde mañana hasta el día 28 en horario de cinco de la tarde a dos de la madrugada. La mejoría sanitaria ha permitido ampliar el aforo máximo permitido en el recinto de 2.000 a 2.500 personas, aunque los empresarios habían pedido a Salud llegar a 4.000 personas. Ese tope se controlará desde las dos entradas y las dos salidas habilitadas en el ferial. Hay que pasar control de temperatura, lavarse las manos con hidrogel y usar mascarilla en todo momento. Una vez dentro, no está permitido ni fumar ni ir comiendo por entre las atracciones y puestos. Para ello habrá que sentarse los bares, churrerías o puestos de chuches, que tendrán mesas y sillas. Las atracciones podrán ir completas. Y la oferta es variada. No están las más de 90 que acudían en tiempos prepandémicos, pero las 75 que han acudido a la llamada matea son más que suficientes.

El vértigo y la adrenalina están asegurados en aparatos electrizantes como el Speed. Los incondicionales de las emociones fuertes también disfrutarán de reclamos como el Flic Flac o el Tecno Dance, y quienes opten por el paseo tranquilo entre el trajín de bocinas y músicas podrán moverse entre tómbolas, churrerías, puestos de tiro, atracciones infantiles y casetas.

 

De 2,5 A 3,5 euros. Cada atracción tiene su precio, pero por término medio se mueve entre los 2,5 y 3,5 euros. Como en otras ocasiones, jubilados y niños tendrán sus días especiales en la feria, por determinar entre el 28 y el 28, al igual que los niños con autismo, a los que ya en junio se dedicó una jornada «y resultó muy bonito», comenta Pedro Arnedo. Como otros sectores que han padecido el zarpazo de las restricciones por la pandemia, el gremio de los feriantes se ha tenido que adaptar a las circunstancias. Algunos se han visto obligados a compatibilizar el negocio con otros trabajos, de camioneros, o con las campañas del campo. Aún así, «van aguantando», certifica el secretario de la Asociación de Industriales Feriantes de La Rioja, que mantiene sus 90 asociados. La crisis, eso sí, hace que no sea el momento de grandes inversiones en nuevas atracciones. Pese a todo, la experiencia de otras ferias no es desalentadora. En Calahorra han estado casi un mes, con buena respuesta de público. Y han trabajado bien también en Alfaro, Autol, Pradejón y Arnedo, lo mismo que en Pamplona, Santander, San Sebastián, Estella o Valladolid, este último, uno de los destinos más recientes y desde llegarán algunas atracciones a Logroño.