La ambición rojilla vale el empate

M. A. G-S.
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El Calahorra no le pierde la cara a un Sanse que araña un punto ante el atrevido bloque de Juan García que mereció llevarse la victoria en La Planilla

El Calahorra mereció mayor premio. - Foto: Óscar Solorzano

Ficha técnica:

Calahorra: Antonio Varela (Miguel Martínez, 10); Ángel López, Joan Rojas, Zubiri, Recio (Álex Arias, 63); Sergio Gil (Imanol Barace, 63), Vidorreta (Mario Robles, 46); Baselga, Pablo Santana, Chinchilla; y Toni Gabarre.

Sanse: Marrero, Gómez (Zoilo, 63), Arambarri, Ezkurdia, González de Zara (Cantero, 71), Magunazelaia, Olasagasti, Martón (Agirre, 63), Ander Martín  (Lespinasse, 80) y Kortajarena (Pablo Marín, 63).

Árbitro: Pardeiro Puente (cántabro). Amonestó a los locales Mario Robles, Vidorreta y Recio así como a los visitantes Magunazelaia, Ander Martín y Arambarri y Gómez. 

Goles: 1-0,  M. 45: Baselga, de penalti; 1-1,  M. 59:  Martón no falla en el mano a mano ante el meta rojillo.

Incidencias: 821 espectadores en La Planilla, según datos del Calahorra.

El Calahorra volvió a sumar de uno en uno y, como la semana pasada en Murcia, el magro empate sabe a poco para un conjunto rojillo que, en ningún momento, le perdió la cara a un Sanse que, hasta hace unos meses, se asomaba al fútbol profesional.

Pero si este Sanse nada tiene que ver con el del curso pasado, la transformación rojilla también ha sido sustancial aunque, en estas primeras jornadas de curso, los de Juan García se comportan como un grupo aguerrido, lejos de la imagen un tanto disoluta de pretemporada.

Marcos Baselga, al borde del descuento, adelantó de penalti a los rojillos, en una primera mitad harto entretenida pródiga en goles. Tras la pausa, el Sanse apretó y a la hora de juego neuralizó a los riojanos que nunca renunciaron a la victoria en un encuentro que se pudo decantar para los dos equipos aunque, por ambición y fe, quizás los locales merecieron mejor fortuna.

Dos de seis es el balance de los rojillos. La puntuación se antoja insuficiente aunque los riojabajeños han demostrado en 180 minutos que siguen siendo un equipo incómodo. Cambian los entrenadores pero no el estilo ni el compromiso. 

Calahorra y Sanse ofrecieron un arranque espumoso con transiciones rápidas que hicieron que el peligro merodease continuamente en las áreas de Antonio Varela y Marrero. Los centrocampistas apenas tenían incidencia en el juego y las defensas sufrían este intercambio de golpes.Kortajarena fue una continua amenaza para la zaga rojilla aunque el vasco, impecable en la combinación, tenía la mira desenfocada. Eso sí, se personaba en el área sin mayores complicaciones. Hasta ahí llegaba su capacidad incriminatoria.

Más certero fue Toni Gabarre que, asociándose con Santana, obligó al meta guipuzcoano a una gran intervención en un encuentro de ida y vuelta del que no salió mal parado el conjunto de Juan García.

De hecho, aunque el equipo txuriurdin inclinó a su favor el partido, fue el Calahorra el cuadro con mayor determinación en la búsqueda del gol. Vidorreta no acertó a la hora de rematar pero más decisión tuvo Chinchilla en un remate potente que a punto estuvo de significar el primero.

Aunque el control del partido parecía, por momentos, visitante, los easonenses se perdían en arabescos en el área rojilla, al contrario del cuadro local que concluyó todas sus aproximaciones con remates de lo más insidiosos. El más significado fue el de Baselga pasada la media hora y que sirvió de preludio a otra llegada en la que el cuadro rojillo reclamó con insistencia penalti por mano extendida de Arambarri. Pudo haberlo pero el colegiado del encuentro se inhibió de la jugada.

Con el partido sin rumbo, la ocasión más clara la firmó Kortajerena, el mejor de los donostiarras de la primera parte que, en el 40, con un remate picado a punto estuvo de sorprender a Varela, muy seguro bajo palos.

Cuando el empate parecía del agrado de los dos contendientes, Arambarri trabó en el área a su par y el colegio no dudó. Tampoco lo hizo Baselga que, en el añadido y por el centro, adelantó a los rojillos anotando el primer tanto del curso. 

El paso por vestuarios no cambió la disposición de los riojabajeños pero sí la hizo con los realistas, mucho más incivisivos y con más colmillos. Si en la primera mitad se entretuvieron con recursos estéticos, ahora optaron por más contundencia.

La segunda mitad, como la primera, propuso un intercambio de golpes del que salió beneficiado el Sanse que, a la hora de juego, se encontró con el empate en una acción que pilló a la defensa fuera de sitio. Martón, al borde del fuera de juego, cazó un pase que salvó dos líneas rojillas y, a placer, ni se inmutó ante la salida del meta local que, esta vez, nada pudo hacer. Su remate fue inapelable.

Con el empate, el Calahorra no se vino abajo hasta el punto que, con la entrada de Álex Arias, ganó en verticalidad y en capacidad incriminatoria. El asturiano sembró el pánico en la zaga txuriurdin aunque su desborde no siempre encontró el mejor socio.

Así, el lateral Ángel López, asistido por el asturiano, no acertó a batir a Marrero en una gran combinación del equipo de Juan García. 

Los calagurritanos, lejos de venirse abajo por tan magro premio a su esfuerzo, se fueron con determinación a por la victoria, conscientes de que el Sanse, con un once muy oxigenado, era un peligro con espacios a su espalda. Pese a esta asunción de riesgos, fue Álex Arias el que debió hacer el segundo, en una contra local en la que el avilesino afiló su remate sin conseguir superar al meta vasco. Marrero, con Kortajarena en el banco, era ya el mejor jugador de los visitantes.

Con todo, la Real B tuvo la victoria en el 87, con un cabezazo forzado de Magunazelaia que se estrelló contra el larguero. El balón se negó a entrar y fue, seguramente, lo más justo dada la entrega del cuadro calagurritano

Fue el último coletazo de un entretenido encuentro en el que el Calahorra no le perdió la cara a una Real B muy atrevida pero sin el hambre y la ambición que sí demostró el conjunto de Juan García.

Eso sí, mientras el Calahorra fluctúa en la zona baja de la tabla con solo dos unidades en su haber, el renovado Sanse mira hacia arriba con cuatro puntos de seis posibles, muchos para un bloque en plena formación.