Calima vuelve a casa

El Día
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Los riojanos Eduardo Cadarso y Josu García trasladan de Madrid a Logroño su empresa de calzado de seguridad y trabajan en el desarrollo de una plataforma logística

Los socios de la Calima, Josu García y Eduardo Cadarso, en las instalaciones riojanas de la empresa. - Foto: El Día

La aventura empresarial de Eduardo Cadarso en La Rioja surge de un empeño de crecer. Y de volver a su tierra. Este emprendedor nato avanzó en diversos proyectos desarrollados en Madrid hasta que, junto a su socio, Josu García, decidió volver a Logroño para poner en marcha una compañía dedicada al diseño y producción de calzado de seguridad. Pero no una cualquiera. Su diferenciación se centraba en ofrecer modelos novedosos adaptados a necesidades laborales, con entrega directa, rebajando intermediarios y mejorando la distribución.

La pandemia ha llevado a numerosas empresas a replantearse muchas cosas. De manera que, estos directivos, que acumulan más de 20 años de experiencia en los sectores del retail y de la logística, se plantearon volver a La Rioja, su tierra, para hacer crecer una empresa que actualmente cuenta con cinco empleados en España y otros dos desplazados en fábricas de origen, y que confía en seguir escalando. Ambos contaban con un importante conocimiento de la producción de calzado, en todos sus procesos, desde el diseño, hasta el control de la seguridad pasando por el impulso de la satisfacción del cliente final, ante lo cual incidieron en el desarrollo de modelos diferentes de calzado, adaptados a las tendencias del mercado.

«Cada vez se exige mayor confortabilidad y también unos precios finales más ajustados», detalla Eduardo Cadarso, quien explica que el crecimiento de la marca ya les permite trabajar en España y Portugal, en concreto surtiendo a compañías de diferentes sectores, especialmente en las cuales el cuidado del personal y la ergonomía del usuario resultan cruciales.

Para ello, es clave el diseño, que se testa a partir de muestreos del producto, en los que queda patente la respuesta del usuario: «contamos con acuerdos con fábricas, y nuestro personal de calidad controla todo el proceso, para poder validar el envío de producciones para la venta».

Con respecto al impacto del coronavirus en esta empresa, Eduardo Cadarso sentencia que «sorpresivamente, a nosotros, esta incertidumbre y los picos de trabajo, no nos han resultado perjudiciales. La inestabilidad ha afectado, como a todos, pero los acortamientos en los contratos y la esa falta de estabilidad han provocado rotación de personal y por tanto oportunidades de mayor consumo».

Calima tiene en La Rioja una oficina, abierta con el propósito de apuntalar la distribución y la exposición, y trabaja en el desarrollo de una plataforma logística.

 

El respaldo de Iberaval.

Sobre su experiencia con Iberaval, Eduardo es rotundo, al señalar que «conocíamos de oídas lo que era una sociedad de garantía, y siempre es interesante tener apoyos», a lo que añade que «Iberaval ha constituido un respaldo fundamental para poder crecer y además hacerlo en un momento de expansión de la empresa».

Iberaval se ha convertido, dentro del ecosistema económico y financiero de La Rioja, en un elemento clave para el despegue y crecimiento de cientos de proyectos empresariales, desde que abrió sus puertas, convirtiéndose de facto en la sociedad de garantía de la Comunidad. Lo explica el director de la SGR en La Rioja, Miguel Ángel Gordillo: «una vez que aterrizamos aquí, en 2010, teníamos clara nuestra función principal que, además de ser la de facilitar el acceso al crédito y mejorar las condiciones de los préstamos, ha sido acompañar a las pymes, autónomos y emprendedores para sacar adelante sus iniciativas, que en la mayoría de los casos son sus proyectos de vida». En la actualidad, esta sociedad de garantía cuenta con más de 32.300, de los cuales en torno a un 5 por ciento son riojanos. Además, entre sus socios protectores destaca la Agencia de Desarrollo Económico (ADER), dependiente del Gobierno de La Rioja.

Con respecto al papel desempeñado por Iberaval como soporte para cientos de proyectos, en el complejo marco que ha impuesto la pandemia por el COVID-19, Gordillo subraya que, en los catorce meses transcurridos entre el decreto del estado de alarma -14 de marzo de 2020- y el 15 de mayo pasado, «hemos formalizado en La Rioja 352 operaciones por 28,77 millones de euros», con crecimientos superiores al 25 por ciento.

A su entender, «Iberaval ha estado junto a algunos de los sectores más afectados por la crisis, como la hostelería o los servicios en general», lo que vuelve a poner de manifiesto la importancia de las SGR, dado su carácter contracíclico.