Nieva asienta a dos familias en su vida diaria

El Día
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Un matrimonio con dos hijas y otra pareja con un bebé deciden vivir en en un pueblo camerano que no llega al centenar de censados

Vista del bar del municipio de Nieva - Foto: El Día

Hay pasos de gigante que en grandes núcleos poblaciones pueden llegar a pasar desapercibidos, y pequeños impulsos que para pueblos de la sierra constituyen saltos decisivos. Nieva de Cameros y su aldea Montemediano, han dado dos enormes impulsos a su incansable trabajo por fijar población en la localidad anclada en el corazón del Camero Nuevo. Han conseguido, por un lado, que una familia de origen moldavo se asiente en el municipio serrano y que sus dos hijas puedan asistir al colegio del CRA. Un gran paso para el municipio y para Inmaculada Sáenz, alcaldesa de la localidad e infatigable en la batalla que plantea el medio rural por conservar y atraer vecinos.  La idea inicial es que hubieran podido alquilar la vivienda del médico si bien, su reforma previa no se ha podido llevar a cabo ante la falta de empresas que acometieran la obra. Finalmente, «les han alquilado una vivienda en Nieva», señala Sáenz en el tono típico de quien sabe que la localidad ha cosechado un nuevo punto a favor.

Por otro lado, el Consistorio, y el propio municipio de nuevo, han conseguido que una familia del pueblo, con una hija, se haga con el bar y lo potencie hasta el extremo de que sus hamburguesas de ternera de Nieva con pan de cristal y sus cachopos estén adquiriendo reconocimiento a lo largo y ancho de los Cameros. «El tercer sábado de enero -apunta Inmaculada Sáenz- hubo 80 personas cenando en el bar». 

Puede parecer un pequeño paso, pero es sabido que en municipios de escasa población, y Nieva no llega al centenar de vecinos censados, el bar asume el rol de centro social de la localidad. «Así es entre semana», señala Ramón, propietario del establecimiento hostelero que gestiona junto a Miriam, su pareja sentimental y madre de su hija. Evidentemente, los meses de verano, con la afluencia de gente a los pueblos de la sierra, las ventas mejoran. Ahora bien, cuando llega el otoño y el invierno, la caja es otra cosa, «más aún entre semana». Ramón y Miriam gestionaban otro bar también en Nieva que sufrió los azotes del covid. El Ayuntamiento les propuso, y les animó, a hacerse cargo del bar del pueblo elaborando un pliego de adjudicación con facilidades para que la pareja pudiera presentar su propuesta y optar a la concesión, Dicho y hecho. Ramón, natural de Nieva, se hizo con el establecimiento que lleva por nombre La Chata, de la familia de Los Chatos. Contrató a su pareja y tienen la concesión para los próximos 15 años, renovables, detalla Sáenz. 

Evidentemente «el bar es un pulmón para la localidad», señala Ramón al tiempo que detalla que «incluso viene gente de otros pueblos de la zona».   Sabe perfectamente a las dificultades a las que se enfrenta su negocio ante la escasez de gente, «pero quejas ninguna». Eso sí, no entiende, a modo de ejemplo, que «el pago de autónomos sea el mismo para mi, con un bar en un pueblo, que para alguien que tiene un establecimiento en Madrid». Estas dos semanas el bar está cerrado por vacaciones y «los vecinos lo están echando en falta», apunta la alcaldesa. Buena señal.

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