Un afectado padre de Álex confiesa: "estamos muertos en vida"

R. Muro
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El testimonio de una madre del barrio de Entre Ríos desvela que una semana y media antes del fatídico 28 de octubre avisaron a la Policía después de que Almeida invitara a su hija «a ver unos pajaritos»

Varios periodistas siguen la declaración de un testigo durante el desarrollo del juicio. - Foto: Ingrid

Tan solo dos metros separaban ayer al padre del pequeño Álex de su presunto asesino. La misma distancia que con el resto de testigos que han ido pasando por la sala 13 de la Audiencia Provincial durante el procedimiento contra el presunto asesino del niño de 9 años, aunque el espacio parecía menor. Francisco Javier Almeida ha vuelto la cabeza en varias ocasiones para ver el rostro de alguno de los testigos a lo largo del juicio. Ayer no se giró.  Ni siquiera cuando el padre del pequeño, visiblemente afectado, indicó que «estamos como muertos en vida. Nos han quitado la alegría» desde aquel fatídico 28 de octubre de 2021.

A esos escasos dos metros, el padre de Álex relató al jurado popular que decidirá el futuro del acusado que todo sucedió en cuestión de unos pocos minutos. «Justo antes de cenar», Álex pidió a sus padres «despedirse de unos niños con los que había estado jugando» en el parque infantil de Entre Ríos. Poco después, la niña de cuatro años hija de sus amigos, regresó al merendero alertando de que «un señor se ha llevado a Álex». 

De forma inmediata salieron en busca del pequeño dirigidos por las indicaciones de la niña de cuatro años. El padre ve «imposible» que Álex accediera a irse con Almeida voluntariamente ya que «era muy miedoso con los perros a pesar de que le gustaban los animales. Se lo tuvo que llevar por la fuerza». 

Alarma previa. Los propios niños que solían jugar en el parque infantil de Entre Ríos sabían de la «incómoda» presencia de 'El Viejo' o de 'El hombre del banco' como se referían a Almeida. El testimonio de tres madres vecinas del barrio dejó patente que el acusado solía merodear por la zona infantil hasta el punto que una de ellas quiso poner una denuncia ante la Policía Local de Lardero. Una semana y media antes del 28 de octubre «a mi hija y a una amiga de 7 años se les escapó la pelota con la que jugaban» hacia el banco donde se sentaba Almeida. Éste «se la devolvió» y les invitó a «ir a su casa a ver unos pajaritos». 

Las niñas trasladaron lo sucedido a sus madres, y junto a otras vecinas, fueron en busca de Almeida, pero ya no estaba. Según el relato trasladado ayer en la sala 13 de la Audiencia Provincial, llamaron a la Policía Local de Lardero para interponer una denuncia pero allí les indicaron que «no tenían contra quien ponerla y que, además, no había pasado nada». Aun así, los agentes les recomendaron estar vigilantes y les comunicaron que se intensificaría la vigilancia en la zona mediante patrullas en moto.

Otra de las vecinas que testificó ayer en el juicio, había fotografiado con anterioridad al acusado en una de las ventanas del número 5 de la calle Río Linares de Lardero. De hecho, contó la mujer, cuando comunicó a su hijo que un hombre se había llevado a Álex, el menor aseguró que había sido «el hombre del banco». Es más, este menor, tal y como relató su madre, «se fue del parque al irse sus amigos porque le daba miedo» Almeida. 

Los vecinos de la zona, fundamentalmente las familias con críos pequeños, iban conociendo poco a poco el lastre delictivo que arrastraba Francisco Javier Almeida y que se encontraba por la zona. La tercera madre en declarar aseguró  también que su hija apuntó, sin duda, hacia «el viejo» como el hombre que se había llevado a Álex. «Era el único adulto que quedaba en el parque». 

La defensa legal del acusado, por su parte, se limitó a preguntar a las tres testigos si en la noche de los hechos «hacía frío».

El pequeño solo pudo «cabecear» mientras el agresor le «comprimía el cuello con brutalidad»

Las dos forenses que acudieron a examinar el cuerpo de Álex en el portal del número 5 de Río Linares  el 28 de octubre de 2021 y posteriormente practicaron la autopsia, concluyen que el pequeño murió por asfixia, que fue una muerte prolongada en el tiempo y, coincidiendo con las tesis de la Guardia Civil, con «violencia extrema». En concreto, el fallecimiento del pequeño se produjo por «la compresión del cuello» con el brazo y el antebrazo y «con violencia». Afirman que el niño de nueve años «cabeceó» durante unos segundos aprovechando «la holgura» que genera la parte posterior del codo mientras el presunto asesino le asfixiaba, a juzgar por los roces con la ropa detectados en el cuello del pequeño de nueve años. 

En este sentido, el informe determina también que el acusado sujetó el cuello de Álex con el brazo y el antebrazo desde atrás lo que habitualmente «en 5 u 8 segundos puede hacer perder el conocimiento», si bien, se tuvo que mantener la compresión «entre 2 y 4 minutos» hasta que el pequeño falleció. Es decir, consideran que el agresor dejó holgura en un primer momento, lo que permitió a Álex cabecear. Y también atestiguan que la presión final ejercida sobre el cuello del pequeño «tuvo que ser fuerte» porque las hemorragias en el oído izquierdo y en la nariz fueron intensas, «mucho más que tras un ahorcamiento», una causa de fallecimiento en la que las forenses declararon disponer de sobrada experiencia.

El cabeceo de Álex no fue el único mecanismo de huida detectado en el análisis forense. Por un lado, las diferentes marcas y moratones que presentaba el pequeño en la cara, en el cuello, en el tórax y en la parte de los hombros, y que se produjeron cuando el pequeño de nueve años aún estaba vivo, apuntan a maniobras de sujeción e inmovilización, tal y como concluye el estudio forense.

Ahora bien, la marca en la muñeca del pequeño de nueve años podría dirigir hacia que Álex pudo intentar huir y fue agarrado fuertemente por el agresor tirando posteriormente de él. Incluso aseguraron que algunas de las marcas en la cara pudieron producirse al ser sujetado con las manos.

Por otro lado, las forenses corroboraron que «los restos de espermatozoides» hallados en el pequeño responden al perfil de ADNde Francisco Javier Almeida.

la atención de almeida. El acusado, continuamente esposado durante todo el procedimiento, ha mostrado durante las tres primeras jornadas del juicio momentos de absoluta frialdad ante la exposición de pruebas, declaraciones, vídeos e imágenes proyectados en las pantallas de la sala 13 de la Audiencia Provincial. Durante la exposición del informe forense se mostraron diferentes fotografías de las lesiones que presentó el pequeño. El acusado miró repetidamente a la pantalla mientras las dos forenses sintetizaban y aportaban explicación al origen de las marcas.