El servicio médico de la cárcel de Logroño, bajo mínimos

R. Muro
-

La única profesional activa desde principios de verano, de los 4 asignados, no llega al total de los servicios y «ha habido días con solo una enfermera de prácticas»

Vista del centro penitenciario de Logroño - Foto: Ingrid

El servicio médico del centro penitenciario de Logroño lleva desde principios de verano con un único profesional de los cuatro asignados en la relación de puestos de trabajo establecida desde el ministerio del Interior. Una situación que merma, en calidad y en cantidad, un servicio considerado esencial por el perfil de muchos de los reclusos internos. «Hay turnos en los que estamos sin médico, ya que una única profesional no puede cubrir todo el día, ni todos los días», apunta José Manuel Garrote, representante de Acaip-UGT, sindicato mayoritario en la prisión de la capital riojana junto a Csif. Uno de los puestos de profesional médico permanece sin cubrir, «otro se encuentra en una baja laboral por enfermedad de la larga duración y otro disfruta actualmente de una licencia por paternidad», detalla Garrote. A fecha de hoy, no se ha suplido ningún puesto «con personal eventual» en una situación que generó que durante el verano, «hubiera días en que el servicio médico estuvo cubierto únicamente por una enfermera en prácticas». 

Desde Acaip-UGT defienden el esfuerzo que realiza la única profesional médica activa actualmente pero «tiene todo su derecho a disfrutar de días libres», señala Garrote. El servicio médico no realiza turnos presenciales ni en horario nocturno ni los fines de semana, «pero sí hay un médico de guardia» y en la situación actual, todo el peso recae «sobre una doctora», recalca el representante de Acaip-UGT. 

La situación se agrava aún más teniendo en cuenta que de los 265 reclusos internados actualmente en el centro penitenciario de Logroño, «entre 35 y 40 padecen problemas psiquiátricos y en general, muchos de ellos reaccionan de forma violenta ante muchas situaciones», también cuando no pueden acudir a sus consultas médicas, argumenta Garrote. 

De hecho, hace apenas dos meses se produjeron tres agresiones en el mismo día a funcionarios de interior y son ya cinco en los dos últimos años, «dos de ellas muy graves». Garrote se refiere en concreto a una de estas agresiones, «en la que un funcionario recibió una paliza brutal». 

El servicio de enfermería, por su parte, tampoco vive su mejor momento. En la actualidad «faltan dos enfermeras», según los datos facilitados desde el sindicato mayoritario en el centro penitenciario de la capital riojana.

Menos funcionarios. A la situación actual del servicio médico y de enfermería, se suma también que el número de funcionarios de interior, es decir, de los que están en contacto directo con los reclusos, también mantiene una evidente tendencia a la baja. Cada módulo se suele atender con dos o tres funcionarios, «cuando actualmente hay muchas veces que solo hay un empleado público al frente de un módulo». Una situación que también deriva en problemas de inseguridad, como las agresiones citadas, y de falta de atención hacia los propios reclusos. «Es algo -señala José Manuel Garrote- que está ocurriendo en la mayoría de los centros penitenciarios de España» y que tiene su reflejo también en la cárcel de Logroño. Desde el sindicato mayoritario en La Rioja reclaman la mejora de las condiciones de trabajo con la mirada puesta directamente en un incremento de personal que redunde en la mejora de la calidad del servicio.  «Ha habido momentos -señala José Manuel Garrote- que desde la dirección de la cárcel incluso se nos ha dicho que tiremos de voluntad» para sacar adelante los turnos.

No es, desde luego, una situación nueva, sino que más bien se arrastra desde hace tiempo. Sin ir más lejos, el pasado 23 de septiembre, los sindicatos mayoritarios en la prisión de Logroño se negaron a participar en los actos de La Merced, festividad en los centros penitenciarios. En aquel momento, el propio Garrote señaló que «no había nada que celebrar «ante la falta de negociación por las mejoras económicas y laborales. Nuestra condiciones empeoran cada día que pasa», señaló.