Las pymes plantan cara a la inflación

Carlos Cuesta (SPC)
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Las pequeñas empresas se han visto obligadas a una política de contención de costes, una repercusión gradual de precios y a dar mayores facilidades a sus clientes para poder subsistir

Las pymes plantan cara a la inflación

Si por algo se ha caracterizado la economía en el último siglo ha sido por la gran dificultad que ha existido para hacer predicciones más o menos acertadas en el medio y largo plazo. Sin embargo, en los últimos tiempos, resulta aún más complicado dar un pronóstico para períodos mucho más cortos, de semanas o meses, ante variables muy difíciles de analizar.

En este contexto, la inflación toma todo el protagonismo después de alcanzar cifras récord en el último año por diferentes causas, desde las complicaciones de la recuperación de la pandemia de la COVID-19, al desabastecimiento de materias primas y los elevados precios de la energía. 

En el mes de agosto el IPC llegó a escalar en España al 10,5%, y aunque se relajó hasta el 7,3% en octubre y al 6,8 en noviembre, sus efectos están siendo devastadores para la mayoría del tejido productivo nacional, que no es capaz de asumir unos costes tan elevados para los que no tenía una previsión ni una estrategia que la hiciera frente.

Los economistas destacan que todos los negocios se han visto afectados por este aumento de costes desmesurados, pero son las pequeñas y medianas empresas las mayores perjudicadas en un escenario en el que sus márgenes son menores. Se han disparado las tarifas de las materias primas, el transporte, la electricidad, el gas e, incluso, el precio del dinero con el encarecimiento de tipos de interés del BCE que ya está en el 2%.

A esto hay que añadir que como las pymes han reducido su actividad, también ha descendido el margen de negociación con sus proveedores, a menos compras hay menos descuentos. La realidad se ha complicado todavía más puesto que pretender repercutir al cliente la subida de precios no es una fórmula que funcione y han tenido que buscar estrategias para sobrevivir en un mercado muy difícil.

Buena parte de las pymes que siguen con su actividad han aplicado a sus clientes una contención de costes, una repercusión gradual de precios, así como descuentos por una segunda compra y ofertas por una mayor exclusividad. Unas decisiones que han logrado con duras medidas como cerrar la tienda física, despedir parte de sus plantillas, trabajar más horas y buscar en la venta on line vías para mantener su facturación aunque, en muchas ocasiones, vendiendo a pérdidas.

De esta forma, han hecho que, por ejemplo, los sobrecostes energéticos resulten para ellos una excelente oportunidad y, como en todas las crisis, hay negocios que están haciendo su agosto.

Casos de éxito

En este escenario, las empresas turísticas son una clara muestra puesto que han sido capaces de atraer a clientes del norte de Europa a precios muy competitivos, inferiores a lo que pagan en sus países en concepto de alquiler, luz o calefacción. Incluso, han atraído a empleados extranjeros que gracias al teletrabajo desarrollan su actividad desde lugares confortables con el añadido del clima y una gastronomía muy competitiva.

También las pymes que comercializan placas solares han visto como sus empresas han crecido. De hecho, la demanda fotovoltaica ha aumentado un 100% en lo que va de año, según la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones (FENIE) que agrupa a 15.000 compañías, de las cuales, el 60% explota la rama del autoconsumo. Según declaran, cada vez es más rentable instalar placas solares ante los precios actuales de la luz.

Otro de los nichos de negocio que más ha evolucionado ha sido el de la economía circular y, en especial, la segunda mano. El reciclado ha dado nuevas vidas a productos que estaban obsoletos y que se pensaban perdidos y, sin embargo, son los que están salvando los números de muchos negocios de la crisis provocada por la alta inflación.