Estadio Parken. 12 de junio de 2021. Eurocopa 2020. Primera jornada del Grupo B. Duelo nórdico. La gran estrella de Dinamarca, Christian Eriksen, caía desplomado. Minutos en los que estuvo al borde de la muerte. La tragedia sobrevoló el mundo del fútbol. Más de 500 días después, ayer reapareció en el gran escaparate en el duelo de Qatar 2022 contra Túnez.

La imagen del jugador danés desplomándose cuando iba a recibir un balón en un saque de banda, y los segundos interminables impactó al graderío en el que se hermanaron las dos aficiones en una auténtica lección de comportamiento a todo el mundo.

Afortunadamente, la rápida y eficaz actuación de los servicios médicos en el mismo césped permitió reanimar al mediocampista de Middelfart, cuya fortaleza le permitió no solo recuperarse, sino volver a sentirse y ser futbolista en el Brentford y luego en el United y en la selección.

El de ayer, en el estadio de la Ciudad de la Educación, fue el partido del reencuentro de Eriksen con una gran competición. Será su tercera fase final mundialista, tras haber jugado seis partidos entre Sudáfrica 2010 y Rusia 2018. Pero esta es especial. Es su regreso.

«Es muy especial para mí poder jugar esta Copa del Mundo. Es algo que ya hice, pero estoy muy contento de poder volver», reconoció el centrocampista, aunque no obstante aseguró que desde que sufrió el paro cardíaco aprecia más la vida y a su familia.

Era y es el abanderado de la 'dinamita roja' de Kasper Hjulmand, un equipo en constante crecimiento los últimos años dispuesto a reverdecer viejos laureles, clasificado sin grandes problemas para Qatar 2022 por delante de Escocia, Israel y Austria, y que pretende ser una alternativa a las grandes favoritas.

Experiencia tiene Dinamarca, desde la portería con Kasper Schmeichel, hasta la punta de ataque, en estas lides. Su potencial es notable, a pesar de no pasar del empate en su estreno ante Túnez. Francia y Australia ya esperan a los nórdicos en las siguientes jornadas.