Editorial

Un nuevo año con incertidumbres y oportunidades para la esperanza

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El inicio de un nuevo año siempre supone una oportunidad para abrir caminos y cambiar el rumbo con el que transitamos por 2022, un ejercicio que truncó todas sus previsiones económicas con el inicio de la guerra en Ucrania y que acabó con una grave erosión institucional por la renovación de los principales órganos judiciales y los pactos de Sánchez con golpistas, independentistas y filoterroristas. La entrada en 2023 no genera demasiadas expectativas de cambio, especialmente cuando se trata de un año electoral en el que los ciudadanos deberemos acudir dos veces a las urnas, a finales de mayo en una cita municipal y autonómica (con algunas excepciones) y en el último tercio del año para renovar las Cortes Generales y el Gobierno de España.

A pesar de ello, la mayoría de presidentes autonómicos apelaron en sus mensajes de fin de año o de año nuevo al consenso, la unidad y la moderación en beneficio del bien común y confiaron en que 2023 sea un año de progreso pese a las incertidumbres que siguen abiertas con la guerra de Ucrania, la situación económica y el deterioro político. Las intenciones son buenas, pero tristemente parece más el contenido de una carta a los Reyes Magos que la realidad que nos encontraremos a la vuelta de las fiestas navideñas. La cercanía de los comicios municipales y autonómicos difícilmente harán posible una vuelta a la normalidad en las relaciones políticas, aunque habría que hacer un llamamiento a la ejemplaridad y responsabilidad de nuestros dirigentes.

Evidentemente, las necesidades de España y de los españoles caminan de la mano de todos esos propósitos a los que apelaron muchos de los presidentes autonómicos. Tejer acuerdos, permaneces juntos, centrarse en lo importante, no entretenerse con artificios electorales, mantener un clima social positivo… todo esto son palabras de alguno de los dirigentes que deberían verse reflejadas en sus discursos y actuaciones durante los próximos meses. Las enormes incertidumbres que aún permanecen sobre nuestra situación económica y social solo pueden disiparse y cambiarse por esperanza con un trabajo común y positivo que busque medidas que favorezcan a todos los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, y que permita la recuperación de la actividad económica y la vuelta a una inflación moderada.

Los ciudadanos esperamos una relajación de la tensión política, apelamos a la responsabilidad de nuestros dirigentes y les pedimos que centren su actividad en garantizar unas mejores condiciones de vida para todos. El año acaba de iniciarse y no debemos desaprovechar ni un solo día en poses electorales buscando un rédito a corto plazo que no benefician a los ciudadanos en su vida diaria.