«Ser reconocible te idealiza pero hay matemáticos mejores»

Javier Alfaro
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El matemático y divulgador científico Eduardo Sáenz de Cabezón apuesta por universalizar la ciencia a través de los festivales culturales y artísticos

El despacho de Sáenz de Cabezón está decorado con pizarras llenas de fórmulas matemáticas. - Foto: Óscar Solorzano

Quita rimbombancia a sus logros y no se considera «famoso de verdad, que tiene que ser pesadísimo», pero el doctor en Matemáticas Eduardo Sáenz de Cabezón (Logroño, 1972) presenta el programa Órbita Laika de La 2 de TVE, es profesor e investigador universitario, divulgador científico mediante los monólogos Big Van Ciencia, la mesa de discusiones Materia Absurda y el canal de YouTube Derivando, con casi 100 millones de visualizaciones y 1,38 millones de suscriptores, y ha escrito varios libros. 


A veces le paran por la calle, pero «en mi caso es muy agradable el cariño de la gente porque se alegran de que te vaya bien, signifique lo que signifique», asegura, al tiempo que recuerda una anécdota con unas señoras paseando por Logroño: «con lo guapo que te ponen por la tele y hoy pareces un mendigo».


No para. Ahora está en la Universidad de Barcelona, «introduciéndome en el área de la geometría algebraica, que siempre me ha gustado, relacionada con lo que ya hago, aprendiendo e investigando con ellos», relata. «La gente que nos dedicamos a la ciencia por naturaleza somos inquietos o curiosos y nos gusta atrevernos a probar opciones, siempre con seguridad». Aún así, confiesa que no puede llegar a todo y tiene que «rechazar muchas cosas a diario, que están muy bien porque hay inquietud por divulgar la ciencia». De estas propuestas detecta que hay necesidad de contenidos científicos rigurosos para el público infantil y juvenil, pero también universalizar la ciencia «a través de los festivales culturales y artísticos que puede ser muy chulo».

En su modesto despacho de la Universidad de La Rioja tiene diferentes reconocimientos, una pizarra repleta de fórmulas y la frase Las mentes creativas tienen un orden extraño le acompaña en sus investigaciones. «Estoy muy contento con todo lo que hago pero ser reconocible te idealiza un poco y en mi facultad hay muchos matemáticos y yo no me encuentro entre los mejores que ellos», asegura. Sin embargo, sí destaca que intenta compaginar y aprender de todo.


Un aprendizaje que viene de lejos y es que, de bien joven, ya era monitor de tiempo libre, «mucho tiempo en campamentos, convivencias, y profe del Instituto Duques de Nájera durante diez años, que me encantaba, porque ser profe es duro, exigente y muy bonito». 


En el programa «me toca aprender mucho, no solo de los temas científicos que abordamos, de los que muchas veces no tengo conocimientos, sino también de televisión y del trabajo en equipo en una corporación tan grande», indica, al tiempo que subraya la complejidad de lograr  «la precisión en los experimentos y demostraciones, sobre todo en cuestiones de iluminación porque hay que ajustar muchas cosas para que todo se vea perfectamente».