Hollywood a sus pies

Agencias
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Pedro Almodóvar celebra el 20 aniversario del estreno de 'Hable con ella', la película que le consolidó un año después en la meca del cine con el Oscar al mejor guion original

El cineasta castellanomanchego con un cartel de la película. - Foto: Paco Campos (EFE)

Después de la nominación a los premios Oscar de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) y de alzarse con la ansiada estatuilla por Todo sobre mi madre, en 1999, Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1949) regresó a la meca del cine hace dos décadas con Hable con ella. 

Fue el 15 de marzo de 2002 cuando se estrenó en España el decimocuarto largometraje del cineasta castellanomanchego, una cinta que supuso para el director de ¡Átame! su consolidación en Hollywood al conquistar un año después con esta película el Oscar al mejor guion original y la nominación a mejor director.

El enfermero Benigno Martín (Javier Cámara) y el veterano escritor Marco Zuluaga (Darío Grandinetti) coinciden en un espectáculo de la coreógrafa alemana Pina Bausch. En el escenario del Théatre de la Ville, en París, dos mujeres con los ojos cerrados y los brazos extendidos se mueven al compás de The Fairy Queen de Henry Purcell. La emoción de Marco es tal que rompe a llorar.

Meses más tarde, los dos hombres vuelven a encontrarse en la clínica privada donde Benigno trabaja. Lydia González (Rosario Flores), la novia de Marco y torera de profesión, está en coma después de sufrir la cornada de un toro, mientras que Alicia Roncero (Leonor Watling), una joven bailarina, ha sufrido un accidente de coche que la ha dejado en coma y al cuidado de Benigno.

Bajo esos parámetros arranca y transcurre Hable con ella en los que la incomunicación, la soledad, la amistad y la pasión se van dando la mano a través de estos cuatro personajes para desembocar en una novedad en la filmografía de Almodóvar hasta ese momento: centrar el foco de la atención para el espectador en la vida de dos hombres.

Desde su estreno, la cinta encadenó una lista de nominaciones y premios solo comparable a la conseguida tres años antes, en 1999, con Todo sobre mi madre. Así, antes de recibir el Oscar al mejor guion original -único en la Historia del cine español porque Luis Buñuel no pudo lograrlo en 1973 por El discreto encanto de la burguesía, ya había conquistado otros premios significativos.

Entre esos galardones figuran siete premios del cine europeo, el César del cine francés o el BAFTA del británico, además del Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa.

 

Una victoria agridulce

Pero, no todo fueron parabienes para Almodóvar con esta cinta. Frente a tanto reconocimiento internacional, en España la película solo obtuvo siete nominaciones en la XVII edición de los Premios Goya y únicamente se alzó con una estatuilla, la que logró Alberto Iglesias por su banda sonora, y además la Academia Española no la seleccionó para representar a España en los Oscar en favor de Los lunes al sol.

Sin embargo, el hecho no haber podido competir con la cinta en la categoría de mejor película en habla no inglesa nublaron la centelleante noche de Almodóvar en el Teatro Kodak de Los Ángeles prácticamente un año después del estreno de la película.

Esa noche el director subía al escenario a recoger su segunda estatuilla, dedicando ese premio «a toda la gente que está levantando su voz a favor de la paz, el respeto a los derechos humanos, la democracia y la legalidad internacional» -Estados Unidos había entrado en guerra contra Irak-, y con la seguridad que su figura había arraigado en el olimpo del cine mundial.