Nueve de cada 10 denuncias por desaparición fueron de menores

Carmen Sánchez
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La Rioja registró el año pasado 371 requerimientos para localizar a personas desaparecidas. La mayor parte se atribuyen a fugas de chavales de centros y se resuelven en 72 horas

Imagen del rastreo que llevo a cabo la Guardia Civil en un terreno propiedad del detenido. - Foto: Óscar Solorzano

La Rioja cerró el 2021 con 371 denuncias por desaparaciones, que representan al 1,66 por ciento sobre el cómputo nacional (22.285), quedando la mayor parte de ellas (93%) esclarecidas a 31 de diciembre de 2021, de acuerdo con el  informe anual de personas desaparecidas del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES). Sin embargo, 25 casos denunciados ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado permanecían activos al cierre del año. Del total, once correspondían a hombres y 14 a mujeres. Se da la circunstancia de que La Rioja es, junto con Palencia, la única que, a esa fecha, tenía más casos sin esclarecer del sexo femenino que del masculino.

De acuerdo con los datos publicados en el informe, la mayor parte de los casos se resuelven en los primeros quince días desde que se denuncia la desaparición. De hecho, tres de cada cuatro búsquedas se completan en esta quincena, mientras que cerca de la mitad de las ausencias se resuelven en los tres primeros días. Solo el diez por ciento tarda más de un mes en solventarse. Como recoge este documento del CNDES, las denuncias de personas que por su edad pueden ser vulnerables (menores y mayores de 65 años) se resuelven en mayor medida durante los primeros tres días.

Un dato que ratifican desde la Jefatura Superior de Policía de La Rioja. «La inmensa mayoría de las denuncias de desapariciones acaban resolviéndose», afirma el inspector jefe de la Policía Judicial de la Jefatura riojana, Carlos Martín, quien añade que, de estos casos, algunos acaban derivando en suicidio y otros corresponden a desapariciones voluntarias. De hecho, el CNDES detalla que el 80% de las ausencias nacionales son de carácter voluntario, mientras que el 19,2% son involuntarias y el resto forzosas. 

De acuerdo con los datos del CNDES, de las 371 denuncias interpuestas por casos de desapariciones, el grueso, nueve de cada diez, correspondieron a menores de edad (340), que eran mayoritariamente mujeres (257). En este tipo de sucesos, el inspector jefe indica que «un porcentaje muy alto son fugas, principalmente de centros de menores».

La situación cambia si se trata desapariciones de adultos. Aquí son mayoritarias las de hombres (21) frente a las mujeres (10). En todo caso minoritarias en comparación a las ausencias computadas de niños y adolescentes. 

La investigación. Pero, ¿cómo actúa la Policía Nacional desde el momento en que se denuncia una desaparición? Hay que puntualizar que la Jefatura riojana solo tiene competencia para investigar los casos que se denuncian en la capital riojana; quedando en manos de la Guardia Civil las investigaciones correspondientes al resto de municipios. Las primeras actuaciones comienzan cuando se ha presentado una denuncia. «En caso de que este trámite no se realice, pero la Policía tenga constancia de una posible desaparición se actúa de oficio, aunque el número de situaciones que se dan en esta Jefatura son testimoniales», explica Martín. Al respecto, recomienda a los familiares o allegados que no localicen a un ser querido o tengan constancia de su desaparición que denuncien el caso de forma inmediata. «Hay que denunciar la desaparición cuanto antes. No hay que esperar a que transcurran 24 horas; eso solo pasa en la televisión», insiste.

El inspector jefe indica que la mayor parte de las investigaciones por desapariciones en las que trabaja la Jefatura riojana son fugas de menores, cuya localización se tiene que comunicar a la familia y a la Fiscalía, así como proceder a una exploración para descartar cualquier problema latente. Si se trata de adultos, éstas suelen acabar en suicidio u obedecer a marchas voluntarias. 

La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) se encarga de investigar las desapariciones de los mayores de edad. Pero, si se trata de menores, el caso lo asume la UFAM (Unidades de Atención a la Familia y Mujer). La policía evalúa el riesgo de cada caso concreto en función de los indicadores que presente. Los menores siempre se catalogan de alto riesgo, así como las personas que sufren algún tipo de acoso, las que padecen alguna enfermedad, sufren algún tipo de adicción o son víctimas de violencia de género.   

También se tiene en cuenta si la desaparición es voluntaria, «que son la mayoría», o es forzosa, «que se da cuando hay claros indicios de criminalidad», que en la Jefatura riojana «no se ha dado ninguna», matiza Martín.

«La Policía nunca deja a ningún desaparecido sin hacer un seguimiento exhaustivo», subraya el inspector jefe. «Los desaparecidos son prioritarios y se consideran como un homicidio», insiste. En este sentido, detalla que si no se puede cerrar la investigación porque la persona en búsqueda no aparece se mantienen las alertas activadas, que se renuevan semestralmente. «Incluso se hace con casos en los que se tiene constancia de que la víctima ha podido terminar voluntariamente con su vida, pero el cuerpo no aparece, como puede ser con los precipitados al río. Este tipo de casos quedan latentes, que no son muchos», explica. «Cerca del cien por cien de los casos se localizan y resuelven», subraya.

Javier Ovejas, un caso que continúa investigándose como posible homicidio.

La única desaparición que está activa en La Rioja en la que hay claros indicios de criminalidad es la del joven Javier Ovejas, que lleva en búsqueda desde que se le perdiera la pista el pasado 31 de julio en Entrena, localidad en la que residía aunque era natural de Cornago. De hecho, se investiga por la Policía Judicial de la Guardia Civil como un presunto homicidio. Por el momento hay una persona detenida por la desaparición de este joven de 31 años. Se trata de Óscar P.R., que desde el pasado mes de septiembre permanece en prisión sin fianza. A la propiedad de este hombre de 44 años, situada en la avenida Santa Ana, 32 de Entrena, regresó en mayo la Guardia Civil para realizar nuevas labores de búsqueda y rastreo, tras haber registrado la casa en agosto del año pasado. Al dispositivo, que contó con la participación de 25 agentes de diferentes unidades de la Benemérita, se sumaron un equipo de guías de perros detectores de restos humanos pertenecientes al Servicio Cinológico de la Guardia Civil y otro especializado en tecnología georradar dirigida a la detección de restos humanos u objetos sobre el terreno, que por primera vez se utilizaba en La Rioja. Tras peinar esta propiedad, la Guardia Civil amplió la búsqueda del joven en pozos y canales con el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) e intensificó el operativo en el municipio y zonas cercanas. Durante la investigación se han inspeccionado casi todos los pozos y canales ubicados en la falda norte de la sierra de Moncalvillo, el valle del Iregua, el río Iregua, toda la comarca de Entrena y las localidades limítrofes.