...Y se metió a Logroño en el bote

Bruno Calleja Escalona
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Trevijano fue lo más en el mundo de las conservas. De su fábrica se surtieron desde la Casa Real al zar de Rusia

La fachada modernista era el elemento más singular de la fábrica de Conservas Trevijano, como muestra esta imagen tomada hacia 1910. - Foto: Revista Mundo Gráfico (Colección Taquio Uzqueda)

Conservas Trevijano dejó su impronta en Logroño. Los productos de la afamada empresa y su vistosa factoría, ubicada entre lo que hoy son las calles Daniel Trevijano y Gran Vía, fueron seña de identidad de la primera industria de conservas de vegetales exóticos abierta en España.

La firma surgió en 1848 de la mano de Prudencio Trevijano, que arrendó al Marqués de la Habana la finca Vista Alegre, en Albelda, para producir industrialmente vegetales exóticos. Su primer comercio se abrió en la calle San Pablo, con los melocotones como primera mercancía a la venta. En 1860 se creó la Compañía Española de Alimentación de Trevijano, Armas, Michel y Cía. Poco después, sus productos adquieren ya fama en Logroño y la marca llega a ser proveedora de la Casa Real. En 1876 cambia el sistema de envasado y se mejoran las instalaciones de Vista Alegre. En 1883, la compañía tenía tres máquinas de vapor y tres años más tarde, Pedro José Trevijano, hijo de Prudencio, se hace con la dirección y comienza a producir sopa juliana. Un año más tarde, la empresa pasa a denominarse Compañía Española de Alimentación. 

 A finales del siglo XIX surgirá la filial en la Gran Vía y Vista Alegre sigue funcionando, mientras la sede logroñesa adquiere relevancia. En 1876, la compañía pidió al Ayuntamiento permiso para ampliar su sede en Logroño, que, además de la industria, tenía puerto de carga a la vía. En 1878, Trevijano aparece citada en la Exposición Universal de París. 

Intersección de la calle Daniel Trevijano y avenida de Portugal, donde se encontraba la fachada principal de Conservas Trevijano. Intersección de la calle Daniel Trevijano y avenida de Portugal, donde se encontraba la fachada principal de Conservas Trevijano. - Foto: IngridCon la llegada del siglo XX, la factoría se amplió. En 1906, el arquitecto Quintín Bello añadió dos pisos al edificio. En 1908, fallecía Pedro José Trevijano, alma mater del proyecto, quien lega la empresa a su hijo Daniel. Entre 1910 y 1912 se creó el elemento más destacado de la fábrica, su fachada modernista. 

La popularidad de la marca fue creciendo, con clientela tan selecta como las monarquías europeas o el propio zar de Rusia. En 1914, la marca riojana tenía seis industrias en Logroño, Albelda, Rincón de Soto y Santo Domingo de la Calzada, además de Guetaria y Lérida. 

200 trabajadores. La I Guerra Mundial abrió un nuevo mercado a los productos Trevijano, que se convirtió en sociedad anónima. Después de Tabacalera, era la segunda empresa de Logroño, con más de 200 trabajadores. Daniel Trevijano fue, además, una importante personalidad en el Logroño de la época, como presidente de la plaza de toros o interviniendo en el mundo del espectáculo y en obras civiles y sociales que le valieron el reconocimiento.  Sin embargo, la floreciente época terminó antes de la Guerra Civil y Conservas Trevijano fue decayendo, hasta ser absorbida por una multinacional.

En los años 60, el edificio de Logroño, tras un tiempo abandonado, fue derribado para dar paso a bloques de viviendas. Del recuerdo de  aquel emporio conservero queda el nombre de su propietario, Daniel Trevijano, en una calle.