Lo más probable es que el año que viene hayamos perdido (como Liga) a Ousmane Dembélé, un tipo inclasificable en los parámetros de la normalidad deportiva. Para lo bueno y para lo malo, pertenece al grupo de genios a contracorriente, futbolistas que hacen cosas difíciles cuando las circunstancias invitan a la sencillez... pero también ejecuta con tremenda facilidad maniobras que son complicadas (tal vez imposibles) para muchos otros. Dembélé, que ante Osasuna jugó otro partidazo, fue capaz de transformar las ganas de ovación del público azulgrana en pitos ante su negativa a renovar... pero ahora, cuando podía bajar los brazos (lo fácil) está en el mejor momento desde que fichó por el Barça, no se lesiona y tal vez se vaya entre aplausos. No es lo que 'tocaba', pero estos jugadores rara vez siguen el guion.  

Mal 'Atleti'

El Atlético de Madrid llega con el gancho. Dejó de creer en sí mismo hace unas jornadas y solo la inercia (gran plantilla, mecanismos adquiridos, etcétera) van asentándole en los puestos de Champions. El campeón apenas ha sumado el 60 por ciento de los puntos que ha disputado, pero le alcanza en una Liga de 'cojos' que hace tiempo asumió que el título era del Real Madrid y lo demás eran peleas por Europa para las que apenas tendrían que esforzarse. Solo desde esa apatía se entiende el 2-1 sobre el Cádiz del viernes pasado... y otros muchos partidos de este tedioso 2022.  

Zona media

Que los de arriba no saquen demasiados puntos y que los de abajo sí pinchen habitualmente provoca la aparición temprana de esa gran tierra de nadie en la que muchos equipos tienen la salvación virtual en el bolsillo y nada que rascar por arriba. Con más de un cuarto de competición por delante, serán testigos de batallas mucho más trascendentes... y equipos peligrosos: cuando uno juega despojado de toda obligación suele desaparecer la tensión de lo inmediato, pero aparece el fútbol.