Y hasta el rabo todo fue fiesta

Cayetano G. Lavid
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Logroño puso fin ayer a un intenso fin de semana repleto de actos por las esperadas fiestas de San Bernabé tras dos años suspendidas debido a la pandemia y que han tenido participación multitudinaria

Elaboración del rabo de toro guisado. - Foto: Óscar Solorzano

El domingo 12 de junio puso fin un año más a los actos festivos de San Bernabé, como marca la tradición, con los logroñeses cumplidores con el voto de su patrón al degustar las raciones de toro guisado elaborado por la Federación de Peñas de Logroño.

El buen tiempo animó a cientos de ciudadanos y turistas a acudir a la calle Portales, donde se formaron largas colas para conseguir las raciones de carne. Muchas personas acudían antes de la hora oficial de la cata para asegurarse un buen sitio y su pieza de toro. Y hacían bien, pues pronto las colas sobrepasaban el Arco de San Bernabé, quedando más cerca la cola del ayuntamiento que de la misma Plaza del Mercado.

«Las peñas tenían muchas ganas de volver a las calles tras la pandemia, así que San Bernabé ha sido un ensayo general para las fiestas de San Mateo de septiembre», aseguró el presidente de la Federación de Peñas, Javier Ansoleaga.

Del lado de los asistentes destacan las personas que, un año más, se volcaron con la ciudad en estos actos festivos, como Carmen, que decía tener «que disfrutar ahora, porque se ha pasado muy mal durante la pandemia y estos son los momentos en los que tenemos que volver a sentirnos como antes».

La jornada de la degustación del guiso típico estuvo amenizada por múltiples pasacalles de peñas, así como por la procesión del protagonista de la jornada, San Bernabé, seguido de cerca por la corporación municipal y la banda.

El último día de las fiestas que conmemoran el sitio de la ciudad, hace ya 501 años, puso fin de forma oficial a las 20:00 horas, con la representación de Carlos V y la entrega de la flor de lis al escudo de Logroño. Este es el homenaje oficial que anuncia el final de la fiesta, pero lo cierto es que, en consonancia con el espectáculo y el buen ambiente vivido durante los 10 días que ha supuesto la fiesta, los eventos continuaron hasta la noche.

De este modo, siguieron saliendo a la calle los mismos músicos que dieron vida con sus instrumentos renacentistas a las calles del casco antiguo, con los acordes llenando por última vez la atmósfera de la ciudad.

También se produjeron los últimos espectáculos en la Plaza de Santiago, con un circo que volvía a dejar con la boca abierta a los más jóvenes asistentes y, en las calles del mercado, donde estuvieron todas las casetas de productos artesanales, antes abarrotadas de personas, aparecieron por última vez los títeres y, de forma definitiva, la festividad llegó a su fin con un último pasacalles con fuego.

La ciudad de Logroño pone así fin a las múltiples muestras de cultura, historia y adoración a su patrón tras dos años de impedimento debido a la pandemia.

Con los peces, el pan y el vino repartidos el sábado, los posteriores banderazos del alcalde y las procesiones finalizadas, los logroñeses se despiden satisfecho de San Bernabé, listos para recibir a San Mateo en septiembre.