El Consejo Regulador estudia ampliar la gama de espumosos

Feli Agustín
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El objetivo es reforzar el atractivo por un producto que avanza más lento de lo previsto y convencer a más bodegas de la Denominación para que lo elaboren

Calado de espumoso de Bodegas Bilbaínas de Haro. - Foto: La 7 de La Rioja

Con 15 operadores que han elaborado en la última añada 280.000 litros, el Consejo Regulador de la Denominación Calificada quiere dar un impulso a los vinos espumosos de Rioja, un producto que no logra hacerse un hueco en el mercado, como lo ejemplifica la cantidad anecdótica de su elaboración  frente a la general que se ha elevado a 350 millones de botellas.

Íñigo Torres, director general del Grupo Rioja, avanza que en el seno de la Denominación han promovido «una revisión» de la categoría espumosos, una cuestión que está  a debate en el Consejo Regulador para ampliar la gama de producto en función de su contenido de azúcar y lograr incentivar el consumo de un vino al que le cuesta despegar.

El responsable de la principal asociación de productores de Rioja relata que existe una tradición arraigada en Rioja desde principios de siglo XX de elaborar vinos espumosos con el método tradicional -primera fermentación en depósito y la segunda en botella-, que han mantenido varias bodegas de la Denominación.

Todas ellas se adhirieron a la de Cava, creada  en 1972, ante la inexistencia en la Calificada de un sello que amparara a los espumosos, una decisión que en Rioja no se adoptó hasta casi medio siglo después.

Fue en 2017 cuando el Consejo Regulador decide ampliar la gama de vinos y se crea un «espumoso de calidad de Rioja», con una forma de elaboración basada inicialmente en el modelo tradicional, con la personalidad de las variedades de esta tierra, y con el objetivo de ampliar el portfolio.

El responsable del Grupo Rioja señala que las condiciones que se establecieron son «muy restrictivas» en cuanto al contenido de azúcar, una variable que caracteriza la tipología de producto. Así, en función del envejecimiento, en los espumosos de Rioja existen el método tradicional, reserva y gran añada, que vienen definidos por el periodo de tiempo que transcurre entre dos fases, el tiraje y el degüello, conforme al periodo que pasa el vino en botella. De acuerdo con el contenido de azúcar, solo se permite actualmente Brut, Brut Nature, Extra Brut, que contemplan un máximo de 12 gramos. 

La reglamentación de espumosos no ha convencido a todas los cavistas de Rioja porque solo Bilbaínas se ha adherido a esta nueva categoría, mientras otras, como Muga, Faustino, Ondarre y Benito Escudero, se mantienen en Cava.  «Se va poco a poco avanzando, de forma  más lenta de lo previsto, y  pensamos que pueden tener mucho mayor potencial y reconocimiento», afirma Torres para justificar la decisión del Grupo Rioja de promover la revisión de la figura. La intención es que el método tradicional sume tres nuevas tipologías de producto, Extraseco, Seco y Semiseco, que se contemplan en Cava.

«El objetivo es claro, ampliar la gama de producto y lograr animar a mayor número de bodegas, especialmente a las cavistas de Rioja,  para que elaboren espumoso», resume Íñigo Torres.

El valor de la uva. Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja, reconoce que a los espumosos les cuesta arrancar, pero resalta que se trata de una nueva oferta en un momento en el que las ventas de vino están sufriendo.

«Es una apuesta clara  porque el consumo de vinos blancos y espumosos se está incrementando en todo el mundo y es bueno que Rioja aproveche ese nicho de mercado», destaca Fonseca, que también recuerda que existe tradición en Rioja. 

Respecto a la introducción de nuevas tipologías con mayor presencia de azúcar, el responsable de la principal organización agraria de la Denominación señala que puede ser un factor «positivo» para captar nuevos consumidores y consolidarlo en personas que se están introduciendo en el mundo del espumoso o de los vinos en general, porque «más azucarado puede ser más apetecible».

Respecto a las consecuencia para el viticultor, argumenta que un producto que lleve el marchamo de Rioja tiene más valoración en el mercado que el cava, y eso se tiene que notar en el precio de la uva.

«Cualquier decisión que se adopte debe tener un alto nivel de consenso en el sector y debe servir para aumentar el consumo, notoriedad y el precio de la uva con la que se elabore», concluye Fonseca.

ARCHIVADO EN: Siglo XX, ASAJA