Las bodegas esperan cifras de enoturismo iguales al precovid

Feli Agustín
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Las visitas del primer semestre, con menor afluencia que en 2019 pero mayor gasto, animan al sector que muestra su inquietud porque el aumento de precios frustre las expectativas

Visitantes, en una bodega de Logroño. - Foto: Bodegas Franco Españolas

El optimismo que destila el sector turístico español de cara al verano, que se muestra convencido no solo de igualar sino incluso de mejorar los datos prepandemia, se justifica en los cifras alcanzadas durante los cinco primeros meses de año. Según los datos de las encuestas Frontur y Egatur, las visitas de turistas internacionales sumaron 22,7 millones (el 78% sobre el mismo periodo de 2019) y el gasto realizado por los visitantes en sus desplazamientos, incluyendo transporte, se acerca al nivel prepandemia, con 26.776 millones de euros (el 88% sobre 2019). 

Sin datos concretos, pero con impresiones igual de positivas, las bodegas riojanas confían en alcanzar a fines de este año  cifras de enoturismo similares a los del último ejercicio prepandemia, cuando la Denominación rozó los 860.000 visitantes. Así lo hacen prever las estimaciones generadas por el primer semestre del año, según apunta Borja Eguizábal, presidente de la Asociación de Bodegas de Logroño que reconoce que «aún no estamos en cifras de 2019» debido, a entre otros aspectos, ciertas restricciones que perviven a la hora de viajar, como la exigencias de vacuna o PCR. No obstante, afirma que «la gente quiere salir, volver a la calle» y manifiesta su satisfacción con las cifras obtenidas durante estos meses de 2022  que, aunque con menos turistas que en 2019, han registrado una ligera subida del gasto, «bien por el aumento del ahorro o porque se trata de un tipo de turista que gasta un poco más».

 «Previsiblemente, volveremos a cifras de 2019», afirma el responsable de bodegas Franco Españolas que, al igual que otro nutrido número de establecimientos de la Denominación, ha organizado multitud de actos lúdicos, festivos y culturales para atraer nuevos perfiles de visitantes. En su caso, ha estrenado el tradicional cine de los jueves y acogerá, un año más, el festival Muwi el último fin de semana de agosto.

Además, el bodeguero añade en su razonamiento  que la pandemia ha propiciado un nuevo impulso al enoturismo con el nuevo atractivo despertado por lugares menos masificados y escogidos, que son algunos de los aspectos que caracterizan a esta Denominación.

Los riesgos. De este optimismo justificado no permanece ajena la incertidumbre que genera la desbocada subida de precios, que puede amenazar el desempeño de la labor enoturística. «El incremento de materias primas y suministros energéticos repercuten en el resto de industrias y, de la misma manera, en los bolsillos del ciudadano de a pie», argumenta Eguizábal, que teme que esta inflación, que  cree provocada de manera «artificial», y la subida de los tipos de interés, puedan detraer el gasto de los consumidores. 

Entiende que ello obliga a permanecer «alerta» sobre la evolución de los precios porque, constata, que cuando los ciudadanos se encuentran con dificultades las primeras renuncias afectan al ocio.

No obstante, el responsable de Bodegas Franco Españolas confía en que se materialicen las buenas perspectivas puesto que «las cosas  van mucho mejor que el año pasado» y destaca, como elemento  que aporta un valor añadido, mayor profesionalización del sector y los «importantes esfuerzos» por presentar una oferta más «atractiva, variada y diferencial» para el consumidor. 

El responsable de enoturismo de Vivanco, Eduardo Díez,explica que el dinamismo se ha recuperado en primavera, cuando las cosas han funcionado «muy bien» y se ha constatado el retorno paulatino de extranjeros y de grupos más nutridos. Al respecto, destaca la llegada de los visitantes provenientes de Norteamérica y afirma que el estadounidense es ya el segundo público foráneo más numeroso en su bodega, solo superado por el francés, muy habitual el del sur del país, que se desplaza en coche. 

Igualmente, menciona el importante incremento del turismo MICE, de negocios, después de dos años «en el que las empresas no han podido presentar producto, o con reuniones pendientes», particularmente durante los meses de mayo y junio, «con mucha reserva de última hora», al contrario de lo que suele ser habitual en este perfil de visitantes.

Coincide con Eguizábal en que  el gasto medio ha aumentado, una circunstancia que se ha constatado en la tienda, donde «la gente llega con ganas de probar los vinos, y llevárselos a casa».

Optimismo. Partiendo de estas premisas, el responsable del Museo Vivanco vaticina buenas perspectivas para el conjunto del año. «Somos optimistas, aunque estamos un poco bajo la incertidumbre que se respira en el ambiente, bien por las subidas de precios de la energía o por la guerra de Ucrania», argumenta Díez, que alude a las cancelaciones que parece que se están produciendo, aunque asegura que en su caso no han detectado este problema. Bien es verdad, añade, «que tampoco podemos hacer grandes previsiones, porque cada vez se reserva con menos antelación», relata, de tal manera que las que se realizan para los meses de mayor dinamismo, de agosto a octubre, «van flojas», aunque es lo habitual debido a que se hacen a última hora. «Somos optimistas de cara a la campaña de vendimias, pero siempre con la incertidumbre porque un conjunto de circunstancias que no podemos controlar puedan influir», razona el responsable de enoturismo de Vivanco, que ha dilatado hasta el próximo año las actividades culturales que desarrollan en el museo.

Eduardo Hernáiz, responsable de bodegas Finca La Emperatriz, de Baños de Rioja, recuerda que el año comenzó con unas perspectivas «espectaculares» con reservas de «muy buenos clientes» principalmente de Estados Unidos y Canadá, que hacen gala de mayor poder adquisitivo, pero la guerra de Ucrania les ha disuadido de cruzar a Europa. 

No obstante, y coincide con su colega de Vivanco, «parece que ahora todo está volviendo a la normalidad», explica Hernáiz, que destaca que en su caso, que ofrecen también alojamiento, las reservas se hacen con escasa antelación. «Es un año un poco raro, aunque pienso que va a ser bueno», vaticina el bodeguero, que confía en que el segundo semestre el comportamiento sea favorable, pero se muestra más cauto en sus expectativas. No obstante, espera que se alcanzarán cifras similares a las de 2019, sin perjuicio de que la inflación pueda afectar al negocio.

«Esto es economía;si lo gastas en luz, gas o alimentos básicos no lo puedes gastar en otras cosas», constata, aunque apunta que los clientes de mayor poder adquisitivo permanecerán inmunes al alza de precios, al contrario de lo que sucederá con «el cliente medio, español», que suele ser el más habitual durante el verano.

El responsable de La Emperatriz, que tiene como principal seña de identidad enoturística su terraza, que ha recibido un 'solete' Repsol y su paseo por las viñas,  coincide con sus colegas en que el gasto está siendo más elevado que en los años prepandemia, una circunstancia que fue notable durante los meses de verano y otoño del año pasado, donde se hizo evidente que «la gente tenía ganas de gastar».

El Plan Estratégico de la Denominación 2021-2025, elaborado por la consultora KPMG, ha puesto como meta superar los 1,2 millones de visitas en el año 2025, de los que más de la mitad se espera que procedan del extranjero y realicen un gasto medio en bodega de 42 euros para lograr posicionar a Rioja como destino enoturístico de referencia.