La futura reurbanización de la calle San Antón de Logroño no deja de levantar polvareda entre comerciantes y hosteleros, que han mostrado en reiteradas ocasiones la oposición al proyecto que ha planteado el Ayuntamiento de Logroño, una protesta que han reforzado después de que se confirmara la recepción de dos millones de euros procedentes de Fondos europeos para su ejecución.
El planteamiento inicial contempla, entre otras actuaciones, la redistribución del espacio público mediante la reurbanización con plataforma única, ensanchamiento de aceras o espacios estanciales, que supondrían la desaparición de un notable número de plazas de aparcamiento. Según los cálculos del propio alcalde, Pablo Hermoso de Mendoza, se podrían superar las 50, al registrase una reducción de las actuales 80/90 a unas 30/35 plazas, un recorte que ha provocado la recogida de firmas en los establecimientos de la zona.
A pesar de que no hay proyecto definitivo y su ejecución no se producirá antes de las elecciones, el Consistorio estudia el mantenimiento de aparcamientos a ambos lados de la única vía que conservará la calle. De concretarse esta posibilidad, el proyecto mantendría un carril de servicio con zonas de carga y descarga en la acera de los números pares, donde se podría aparcar fuera de horarios comerciales; y en el lado opuesto, se podrían habilitar aparcamientos únicamente en línea, con inferior capacidad que los estacionamientos en batería. Comerciantes y hosteleros de la céntrica vía calculan que desaparecerán unas 70 plazas, una supresión cuyo rechazo plasman a través de una recogida de firmas en la que quieren demostrar al alcalde que «la gente de Logroño y de fuera necesita aparcamientos» y están en contra de la decisión del Ayuntamiento.
«Esto no es normal, estamos cerrando la ciudad a clientes y visitantes y los están mandando a todos a los centros comerciales», afirma Francisco Martínez Berges, presidente de la Asociación de Hostelería Riojana, que posee un establecimiento en San Antón, y que argumenta que la «pacificación» de la ciudad ha acarreado la cifra «más alta de accidentes y atropellos de las historia».
Párkings subterráneos. El empresario, que ha mantenido, al igual que otros comercios de la zona, una postura muy beligerante, insiste en que se viene a Logroño de compras «y para eso se necesita entrar en la ciudad» y discrepa del criterio del alcalde de la bondad de las ayudas para aparcar en los párkings subterráneos del entorno, que el Ayuntamiento se muestra favorable a subvencionar.
Argumenta que «en una ciudad pequeña como Logroño eso no funciona» porque los de los pueblos «no quieren entrar» y justifica su afirmación citando el caso de Torres, establecimiento de alimentación ubicado en la vecina y recientemente reformada República Argentina, donde, asegura, «se les caducan porque nadie quiere las tarjetas de aparcamiento gratis».
El hostelero afirma que es «pan para hoy y hambre para mañana» ya que relata que la oferta del alcalde se limitaría a un máximo de dos años y «después a pagar». Además, añade que «los de los pueblos no están acostumbrados a mete el coche en sótanos y no quieren entrar», por lo que si «les ponemos zancadillas», se van a dirigir a los centros comerciales. «Luego el Ayuntamiento presume de que dice que hay que comprar en el comercio local cuando lo que pone son trabas», remata Martínez Berges, que anuncia que la recogida de firmas cesará superado el periodo navideño.
El portavoz de San Antón se defiende de algunas críticas que les censuran su comportamiento porque «no son los dueños de la calle», pero, afirma que «si tuvieran una lonja o un negocio no dirían lo mismo» porque, afirma, en las calles peatonales de otras ciudades similares a Logroño, como Pamplona, Vitoria, Lérida,Teruel o Lérida los precios de los pisos y los bajos «pierden un 30% de su valor». Informa de que la última reunión con Pablo Hermoso de Mendoza se produjo el pasado 23 de noviembre -antes de la confirmación de la recepción de los Fondos Europeos- al que, de momento, no entregarán las firmas. Tienen prevista la realización de otra serie de actuaciones de protesta que, de momento, no desvela. «Hay que ver cómo va, de qué manera o cómo actúan», concluye.