"Hay que darle valor a todos los alimentos"

Maricruz Sánchez (SPC)
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Hija de la actriz gala Nicole Courcel, Julie es una enamorada de la cocina y de las recetas universales, creativas y fáciles que ensalzan las verduras de la huerta y los ingredientes de proximidad

"Hay que darle valor a todos los alimentos" - Foto: Jean François Mallet

Figura icónica de la televisión y de la cocina francesa, Julie Andrieu tiene un mantra que la acompaña desde hace años: aunque todos los alimentos se pueden cocinar de mil maneras diferentes, cada uno tiene su forma ideal de expresarse. Y así lo intenta plasmar en su último libro, Las recetas de Julie (Planeta), una deliciosa obra en la que la creadora y presentadora del programa que se emite en La 2 de RTVE bajo ese mismo nombre propone 150 platos imprescindibles en su día a día. 

Usted ya es un rostro conocido en las pantallas de este país y, además, es autora de más de una treintena de libros de cocina. ¿Qué tiene de especial este último?

Su originalidad reside en que hace la apuesta de presentar productos y, para cada uno de ellos, destaca una receta que considero no tanto la mejor, sino la que yo prefiero hacer y ofrecer a mi entorno y que lo pone en valor. Esto sirve para explicar qué es ese alimento, el que dirige las elecciones en cocina y por extensión la temporada. Así, se plantean platos, en muchos casos, de influencia, bien de países extranjeros, de chefs y también de esa cocina de lo cotidiano y casera que he podido descubrir y que se ve a través de mis programas. 

¿Cómo nació su pasión por cocinar?

Tenía 22 años y había cocinado muy poco, porque no estaba en mi cultura familiar. Mi madre era actriz y no era algo que hiciera habitualmente. Pero me encontré con un chico, gran amante de la cocina tradicional, que me hizo descubrir el placer de ir a un bistró, beber vino y saborear platos bien hechos. Ese fue el inicio de lo que rápidamente se reveló como una pasión. Desde entonces, en cada cena siempre había tres versiones del mismo plato y todo el mundo actuaba con conejillo de indias en mi casa. 

Eso me dio pie a entrar en una guía, en la que estuve trabajando 10 años haciendo crítica gastronómica. En paralelo escribí libros de cocina e hice prácticas con chefs, hasta que pude arrancar con mis primeros programas de televisión. La clave fue que, en esa época, había muy poca gente que hiciese cocina en los medios. Así que, desde ese punto de vista tuve suerte. 

¿Por qué su predilección por las verduras de la huerta y los ingredientes de proximidad? 

No se puede cocinar sin ser consciente del impacto de ese gesto, sin saber que la cocina es la habitación de la casa en la que se gasta la mayor parte de la energía y que detrás de un alimento hay un cultivo, un gasto  en sacarlo adelante y transportarlo. 

Eso nos lleva a consumir productos más sabrosos, pues cuando son cultivos de temporada se recogen en su punto, sin madurar en barcos o en cámaras frigoríficas. Y es que, tienen que ser menos tratados, pues el tiempo de conservación es menor. 

Habrá quien se escandalice al oírla afirmar que se puede disfrutar al máximo de los productos cotidianos, los del día a día, tanto como de las delicias gourmet...

Esa es una segmentación anticuada, con origen en los años 80 y 90 en Francia en el ámbito de la gastronomía. Hoy todo eso ha saltado ya por los aires. No por poner caviar encima de un pescado lo convertimos en un manjar. Al contrario, podría destacar el ejemplo de grandes chefs como Alaine Ducasse, que se sentían atraídos por la idea de sublimar un producto muy modesto como puede ser la remolacha. Ducasse servía en su restaurante espinas de pescado fritas, como se hacía en Japón. 

Es un desafío apasionante que corresponde a nuestra época el no tirar nada o lo menos posible, darle valor a todos los alimentos y no buscar solo productos cosméticos que dan lustre fácilmente a los platos. 

¿Son estas 150 recetas, las de este libro, sus recetas fetiche?

Se podría decir así. Tengo otras muchas, está claro, pero estas forman parte de mi repertorio cotidiano y familiar. Son realmente platos que hablan de mí, dicen cómo soy.

¿Por qué cree que todos los alimentos tienen una receta mágica? 

Es la tarea del cocinero el trazar un camino con cada plato que crea. De este modo, la vocación de los chefs y también de los autores de libros de cocina, de los comunicadores y periodistas gastronómicos, es ofrecer recetas al público y luego advertir al lector: aquí tenéis, ahora hacedlas vuestras. 

Una mujer francesa como usted y que ha viajado tanto es un ejemplo de amor a la cocina internacional ¿qué opina de la española?

Creo que es una gastronomía anclada en raíces históricas muy profundas, como en Francia. Una cocina popular y rural que reivindica su pertenencia regional. No la conozco, no obstante, en profundidad, aunque he tenido varios rodajes aquí, pero estaría encantada de descubrirla.

¿Cuál es su comida favorita?

No tengo realmente un plato preferido aunque si podría citar la bastela marroquí. Es una receta que lleva a la cocina a la cumbre de su refinamiento, porque tiene contrastes de sabor dulce y salado, de textura tierna y crujiente. Es un plato sublime que también tiene un fuerte trasfondo histórico y raíces españolas. 

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