Rioja se aferra al optimismo con acciones para estar 'de moda'

G.B.
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El Consejo confía en ver luz en las ventas a finales de 2023 y en una salida de la crisis más rápida que en 2008. La DOCa «sacará pecho» con eventos de impacto para ganar visibilidad

Vinos a la venta en una vinoteca de Logroño. - Foto: Óscar Solorzano

El vino de Rioja descorcha estos días botellas, pero no está para tirar cohetes. La coyuntura, como para otras regiones vitivinícolas, es incierta para 2023, con una previsible caída al comienzo y la esperanza de recuperar ventas al final de año, condicionada por la situación internacional como producto con vocación exportadora que es.
Puestos a mirar la copa medio llena, el director general del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, José Luis Lapuente, apunta que sin esconder que el escenario no es halagüeño, lo esperable es que la crisis de demanda sea más corta que las de 2008 y el comienzo de la pandemia. «La buena noticia es que tenemos un presupuesto de 16 millones de euros y que el sector ha apostado de forma decidida por un producto que es estratégico para la región», apunta el primer directivo de la DOCa, que avanza que una de las armas para mantenerse como «apuesta ganadora» será la organización de acciones y eventos de dimensión internacional, con el propósito de «poner al Rioja de moda».
Si las previsiones de los economistas para el contexto general eran preocupantes, los últimos datos apuntan hacia una normalización, una tranquilidad que necesita el Rioja, porque «el vino se bebe con una sonrisa, no con cara de contrariedad», comenta Lapuente.
Ante un panorama de incertidumbre, el director de la DOCa confía en otras fortalezas del Rioja, como la apuesta por los espumosos, los viñedos singulares y los vinos de municipio. Los blancos crecen a dos dígitos y el enoturismo puede traer a la región a más de un millón de visitantes. Hay además un corriente de pequeños emprendedores con vinos que enriquecen la oferta con nuevos estilos de vinos.
 El nuevo año abre incógnitas también ante el desafío pero de Viñedos de Álava, del que la DOCa se ha defendido con un recurso. Lapuente señala que tanto el Ministerio como los expertos ven esa iniciativa como una sinrazón, pero admite que «el ruido» no beneficia nadie, cuando, además, no hay certeza de que Bruselas deja sentenciado el asunto este año. 

 

Exportaciones.

El ejercicio recién cerrado no será bueno para la exportación del vino de Rioja, como tampoco el arranque de 2023. Rioja viene a exportar en torno al 41,6% de los 350 millones de botellas que produce (2021). Mientras el mercado interior crece un 6% (hasta octubre), el exterior cayó un 4%. Dentro de lo malo, Lapuente explica que el efecto negativo de China y Rusia. Más preocupante es la caída en Reino Unido (-15%) y su intención de subida fiscal, con un impacto de unos 60 céntimos por botella para un vino de 14,5 grados, por ejemplo, aunque esa medida finalmente se diluirá en el tiempo. «Lo positivo es que lo malo que podía pasar, ya ha pasado», sentencia.