«Me han propuesto entrar en política pero es para pensárselo»

Javier Alfaro
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Tras varios meses ingresado en la UCI se muestra muy agradecido a los sanitarios y vive «con otra perspectiva»

Federico Soldevilla, cámara en mano, dispuesto a inmortalizar el recién reformado instituto Sagasta de Logroño. - Foto: Ingrid

Aficionado a divulgar las curiosidades e historia de su región, Federico Soldevilla (Logroño, 1958) no pierde detalle del día a día de sus calles y plazas, y de «la transformación» con el paso del tiempo de la capital.


Nacido en pleno Muro del Carmen, ha vivido el traslado de muchos vecinos del casco antiguo a otras zonas de la ciudad, las familias que «han dejado el centro por las urbanizaciones de la zona de Avenida de Madrid» y el deterioro  de algunas zonas, como La Villanueva, «que con un buen mantenimiento y pequeños arreglos no estarían tan degradas y necesitadas de una reforma tan grande como, finalmente, se ha hecho».


En una agradable conversación,  Soldevilla cuenta, cámara en mano, que Logroño siempre ha sido una ciudad muy dada a «tirar para adelante, tirando todo a su paso y sin conservar nada». Lo ejemplifica en tantos y tantos edificios históricos, «algunos a los que les quitaron la protección» que quedaron «reducidos a escombros» para construir sobre ellos y, en algunas ocasiones, «para nada, como el puente de piedra, que perdió sus torreones para hacer una carretera Madrid-París y al final quedó en lo que es ahora».


Subraya que las ciudades están «en contínuo» cambio, pero cree que la última transformación «está siendo muy rápida», sin dar tiempo a que la gente se adapte. Es «lo típico de la política actual de hacerlo todo en 4 años y no como antiguamente cuando los proyectos se hacían cuando se necesitaban, que los empezaban unos, de un color, los terminaban otros, del contrario, y durante el proceso colaboraban entre todos mano a mano». Ahora, considera que «tanto los de antes como los de ahora viven muy bien criticando todo desde la oposición, que es lo fácil, pero sin hacer demasiado cuando gobiernan». 


Reconoce que le han tentado para dar el salto a la política y presentarse en listas al Ayuntamiento, pero «si me lo propusieran hoy, me lo pensaría mucho».


Defensor de la comunidad autónoma, «y la universidad, aún antes de que se crearan», lamenta que desde las instituciones no se tenga muy en cuenta a las asociaciones como Amigos de La Rioja, que preside; aunque agradece que lo tengan en cuenta a título personal.


Su paso de varios meses por la Unidad de Medicina Intensiva del hospital San Pedro, a causa de la COVID-19, reconoce que le ha dejado huella, física y sentimental. Agradecido por los «grandes cuidados» de los sanitarios y los gestos de ánimo que le trasladaban desde el otro lado de la cristalera de la habitación «bajo bolsas de basura convertidas en batas porque no llegaban los materiales». Ahora, «la vida ya no es para ya, se ve todo con otra perspectiva, piensa que me quedé sin voz y tras meses de ingreso dejé de poder andar, lo primero que hice fue decirle 'te quiero' a mi mujer».