El 'insti' del bisabuelo

Bruno Calleja Escalona
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El Sagasta ha formado a generaciones de logroñeses y personajes ilustres. El 30 de enero el centro iniciará su segunda juventud

Alumnos del curso 1908-1909 con los profesores Miguel Hoyos, Venancio García y Manuel Miranda (de izquierda a derecha). - Foto: Fondo Fotográfico IES Sagasta

El Sagasta sobrepasa la categoría de instituto de enseñanza para colocarse en la de institución. El histórico centro que lleva el nombre del prócer torrecillano ha formado a generaciones de riojanas y riojanos y ha vivido de cerca el devenir de Logroño durante más de un siglo. En el verano de 2016 sus alumnos le dedicaban un 'hasta pronto' y el próximo 30 de enero volverán a sentarse en sus pupitres, tras una profunda reforma que lo ha puesto al día sin que pierda su esencia y su encanto. 

El céntrico edificio se inauguró el 14 de septiembre de 1900. Su diseño nació de la mente creativa del arquitecto local Luis Barrón. Sin embargo, la institución educativa existía ya en 1839 con el nombre de Instituto Riojano, fundado por el general Espartero. En sus inicios, formó a personajes de la talla de los arquitectos Fermín Álamo y Quintín Bello. 

El primer director del instituto en su actual ubicación fue Antonio Jimeno Cardad. Poco después, el Instituto General de Logroño se convertía en un referente para la ciudad. Tanto es así, que alojó a Alfonso XIII durante su visita oficial a la ciudad. En principio, el edificio albergaba la Escuela de Maestros, algunos otros centros y el instituto, con sus gabinetes y museo.

Las estancias que ocupó el rey, su esposa y su hijo Carlos se ubicaban en el piso superior, en el lugar destinado, unos años después, a Museo de Reproducciones Artísticas. En ese espacio tuvo lugar el encuentro con todas las autoridades y una cena. Dos clases cercanas fueron reconvertidas en dormitorios. El museo se mantuvo unos años en el edificio y en 1919 el profesor Ruperto Gómez de Segura y América catalogó las piezas del mismo. Al desaparecer, esas salas se destinaron a salón de actos y capillas. El inmueble también dio cabida a mediados del siglo XX a la Escuela de Comercio. 

Uno de los tesoros del Sagasta es su biblioteca, procedente del desamortizado convento del Carmen y que fue fundada en 1842. En 1932, se convirtió en Biblioteca Pública, aunque había otras de profesores y de alumnos.

Pero su principal patrimonio ha sido la infinidad de estudiantes que han pasado por sus aulas, al igual que profesores, algunos de ellos también formados en el centro. La lista de personalidades insignes instruidos en el Sagasta es inabarcable en este artículo, desde médicos a artistas o políticos de renombre.