Inversiones de empresas y particulares superaron 42 millones

Feli Agustín
-

Las 1.080 solicitudes presentadas percibieron alrededor de 12 millones de euros en subvenciones de fondos europeos, que siguen vigentes, de momento, hasta el fin de 2023

Empresa con placas solares en el polígono Lentiscares de Navarrete. - Foto: Óscar Solorzano

La circunstancia clave de que las ayudas procedentes de los fondos europeos con destino al autoconsumo energético se prolongarán, al menos, hasta finales de 2023, será un acicate para que las solicitudes para su instalación sigan presentando un crecimiento sostenido. Así lo espera el director general de Transición Energética y Cambio Climático, Iván Moya, que informa de que el año pasado las solicitudes de particulares, autónomos y empresas, que alcanzaron un total de 1.080,  supusieron una inversión global que rondó los 42 millones, que recibieron ayudas por 12 millones.

Desglosando esta cifra, particulares y autónomos invirtieron cerca de 5,5 millones de euros en la generación de energía, de los que cerca de 2,1 fueron objeto de subvención, un 40%;para el almacenamiento las ayudas se incrementan. Así, para las baterías  se destinaron casi 1,7 millones, de los que 1,1,  el 60%, se devolvió en concepto de ayudas.

Las empresas se subdividen en dos capítulos, las de servicios y las que no lo son;las primeras presentaron 133 solicitudes, que recibieron subvenciones por valor 2,26 millones para una inversión global de 8,25 millones.

Por lo que respecta a las firmas de mayor contenido industrial, el número de solicitudes se elevó a 232, que han invertido unos 27 millones de euros por lo que han recibido ayudas que rondan los 6,5.

¿Cuál es la intensidad? Las subvenciones no son lineales, sino que varían en función de la potencia instalada. Así, con una potencia pico menor de 10 Kw,  los importes son de 600€ por cada kilowatio de la instalación y 490€ por cada uno en la batería.  En el caso de las instalaciones más grandes de 10, las ayudas oscilan entre 450€ y 300€ por Kw instalado.

En los municipios de menos de 20.000 habitantes en suelo no urbano y 5.000 en suelo urbano, a las cuantías mencionadas se le tienen que sumar ayudas adicionales de 55€/Kw en la instalación y 15€ en la batería. Las solicitudes se pueden presentar hasta el 31 de diciembre.

En este contexto, Iván Moya estima que el camino para fomentar las comunidades energéticas, tanto en edificios de vecindad como en municipios, es «el mismo», habida cuenta de que la «situación y las ventajas para el usuario son idénticas».

Apunta que en el último lustro ha cambiado la normativa y se permite a  las comunidades energéticas generar y distribuir electricidad entre sus miembros, algo que «hace cinco años no se podía hacer». Al respecto, afirma que las cortapisas impuestas en 2012 se han levantado y, es más , «ahora hay incentivos para que un 40% de las instalaciones vengan subvencionadas». Además, añade, un reciente cambio en la legislación nacional permite que en los municipios, las personas habilitadas para ser miembros de la comunidad energética pueden vivir a 2.000 metros de las placas solares, mientras que antes tenían que estar a 500 metros, lo que permite «casi a cualquier pueblo»  constituir una comunidad.

«Hay un doble beneficio, no se  necesita energía de la red, y si hay excedente, se puede vender», razona el director general de Transición Energética y Cambio Climático, que considera que en la defensa de la generación y el autoconsumo eléctrico, «que no tiene más que beneficios», no hay diferencias políticas.

Rentabilizar. Jorge García, responsable de la energías renovables de la AIER, de la Federación de Empresas, explica que el coste de la instalación de placas solares en viviendas particulares oscila entre 5.000 y 6.0000 euros, que  se eleva a 8.000/9.000 euros si se añaden baterías de almacenaje. Estima que amortizar la inversión en entornos domésticos ronda «entre cinco y siete años», que se rebaja a un periodo de entre tres a cinco años en el caso de empresas «porque cuando mayor es la instalación, más competitivo es su precio». 

Reconoce que los precios de las placas subieron el año pasado, obedeciendo a la ley de la oferta y la demanda, pero su incremento «no ha sido dramático»; de hecho apunta que en el último trimestre su  coste se ha ido conteniendo. El sector espera que en este año la potencia instalada siga creciendo -particularmente en el entorno empresarial-, una tendencia que se estima que pueda continuar «dos o tres años».