La cúpula abre la vía a capital verde

Feli Agustín
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Logroño aspira a fondos europeos para pagar el parque Felipe VI y la estación de autobuses que abrirá «entre uno y dos años»

Aspecto de la nueva estación de autobuses, en una imagen de archivo. - Foto: Clara Larrea

La conclusión de una de las obras más emblemáticas a las que ha asistido Logroño, el final de la obra civil de la estación de autobuses y la cúpula que la une a la del ferrocarril, coincide con la presencia en la Alcaldía de Pablo Hermoso de Mendoza, que ha hecho de la sostenibilidad uno de sus ejes de gobierno, y que mantiene entre sus principales aspiraciones la consecución para Logroño de la capitalidad verde europea.

«En esta coyuntura, que aparezca algo tan simbólico como una montaña en medio de la ciudad [en referencia al parque que une por la cubierta ambas estaciones] es un elemento más dentro de esa arquitectura, que implica  sostenibilidad, riqueza y modernidad», reflexionó el alcalde, que esgrime este argumento como justificación para introducir este proyecto dentro del listado de actuaciones susceptibles de ser financiadas con los 140.000 millones que para paliar los daños de la covid recibirá España de fondos europeos. El primer edil insistió en este mensaje de, en una coyuntura donde «Europa firma el pacto verde», es su trabajo «hacer entender que proyectos con un esfuerzo económico tan elevado pueden ser tratados por las instituciones europeas con cariño».

El alcalde de Logroño, acompañado por la presidenta Concha Andreu, la delegada del Gobierno, María Marrodán,y el arquitecto responsable de la obra, Íñaki Ábalos, recorrió este jueves la flamante nueva estación de autobuses, que ya está concluida, aunque auguró que su entrada en funcionamiento será «entre uno y dos años» porque es necesario  poner en marcha la obra técnica, mobiliario o gestionar las concesiones. Entiende que la posibilidad de ser beneficiado con fondos europeos «es una buena oportunidad para sin correr, hacer la transición de la vieja a la nueva estación con una solidez financiera y dentro de una lógica económica».

Lo que sí podrán «disfrutar» antes los logroñeses será del parque, a finales de año o principios del que viene, «una zona estancial que va a dar mucha vida» y que -y Hermoso de Mendoza se recreó en la explicación- «va a tener un tratamiento del agua y de las zonas verdes y biodiversidad que queremos que sean certificados por Europa», de tal manera que se convierta en uno de los puntales para la consecución de esa capital verde.

«Queremos que Logroño, con el apoyo del Gobierno de La Rioja y  de España así pueda trasladarlo, de manera que ese esfuerzo financiero sea también apoyado por las instituciones europeas», apuntó el alcalde de Logroño, quien sumó a sus motivos para obtener fondos comunitarias que algunas de las modificaciones que se han introducido al proyecto del soterramiento -en el que se incluye la estación- tenían como horizonte mayor sostenibilidad.

«Se ha pretendido aumentar la intermodalidad, seguir trabajando por los ejes peatonales y ciclables», explicó el regidor, que afirmó que este proyecto «de cosido del barrio» permitirá disfrutar de una ciudad «mucho mejor».

Íñaki Ábalos, arquitecto artífice del proyecto, se mostró «encantado» a la par que muy orgulloso de una obra que se gestó hace 16 años y que se pensó «muy radical» al poner el foco en el parque, aunque el paso del tiempo ha refrendado su propuesta. 

«La evolución del concepto de ciudad y lo que entendemos por sostenibilidad nos ha dado la razón», afirmó Ábalos, convencido de que la zona sur de Logroño «en vez de ser un telón de fondo va a adquirir protagonismo y va a permitir la permeabilidad» con el resto de la ciudad y del país a través de la estación intermodal, que ofrece igual «dignidad» a los autobuses que a los trenes.

 

La subestación. Una vez que se desatasque la actuación en el nudo de Vara de Rey -que el alcalde espera que sea en unos meses- quedará pendiente dar una solución a la subestación eléctrica de Cascajos, que ha condicionado el mayor proyecto de la historia reciente de la ciudad.

El alcalde insinuó ayer que supone en una herida dentro del soterramiento, que aspira a la sostenibilidad, una cicatriz que hay que «cerrar», para cumplir las expectatativas de una actuación que se pensó para convertir a Logroño en una ciudad «moderna, sostenible y de vanguardia».Pablo Hermoso de Mendoza se refirió a soluciones  «tecnológicas de compactación» que permiten que permanezca en el centro urbano «con todas las garantías de seguridad», pero el coste puede elevarse a los 5 millones, que, de momento, no se pueden pagar.

La subestación eléctrica de Cascajos no ha dejado de crear polémica desde 2007, cuando el entonces gobierno popular de Julio Revuelta anunció el traslado desde Marqués de Larios a una parecela dotacional de Poeta Prudencio;incluso se aprobó en pleno su soterramiento, que se cifró en 6 millones.

En 2009, cuando ese traslado debía ser efectivo, la encendida protesta de los vecinos -que secundó Cuca Gamarra, entonces en la oposición de Tomás Santos- logró paralizar el cambio de ubicación.  Era 2013 la entonces alcaldesa anunció su traslado a una parcela en Pedregales, cerca de Maristas y del hospital San Pedro, un anuncio que nunca se cumplió. Desde entonces, no ha dejado de ser un problema habitual de la política municipal.