Una casa con mucho calado histórico

Bruno Calleja Escalona
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No destaca por su grandiosidad, pero el 'Espacio Calado', en la Ruavieja, esconde restos de la primigenia construcción del siglo XVI y su bodega. En su momento fue una de las moradas más ricas de Logroño

Imagen del edificio en torno a la década de los 70. - Foto: María Teresa Álvarez Clavijo

Hay edificios que entran en la categoría de monumentos por los acontecimientos históricos cuya memoria atesoran sus muros centenarios. Hay otros, más modestos, sin grandes alardes arquitectónicos ni artísticos, pero cuyas estancias guardan importantes testigos del paso del tiempo. En esta última categoría se encuentra el 'Espacio Calado', en la calle Ruavieja, en el corazón de la capital riojana. La peculiaridad de este edificio, de tres alturas, con un primer nivel en piedra estriba que, en su interior, conserva una primera planta y varias dependencias de una construcción del siglo XVI, que permiten conocer el trazado de la Ruavieja en aquel siglo.

La documentación atestigua que, en un momento dado, este inmueble se unió a la casa de la calle Mayor 52. Diego Orive de Vergara, al realizar su testamento, describe en 1682 la edificación. De acuerdo con ese testimonio, la casa tenía un banco en el zaguán, con acceso a las caballerizas y a la bodega, ubicada debajo del edificio, y  realizada en forma de bóveda de cañón, con dos tuferas que permitían la ventilación. 

En el primer piso, había habitaciones orientadas a las calles Ruavieja y Mayor y que hacían esquina con la calle Cuatro Cantones, actual Mercaderes. Además, Orive de Vergara relata que la casa contaba con cocina y chimenea en una de las seis estancias. Además, anota una rica decoración de muebles, joyas y tapices, que se distribuían por la planta noble, haciendo de esta morada una de las más ricas de Logroño. En el siglo XVIII, el inmueble se rehizo, de manera que la fachada principal se sacó hasta su posición actual, ganando de este modo unos metros de zaguán. 

En el año 1752, el propietario era José Martínez de Morentín y Vidaurreta y la casa seguía unida a la de la calle Mayor, donde se ubicaba la entrada principal, pero también contaba con una secundaria en la Ruavieja. En el edificio vivía Antonio Ruiz, presbítero de Palacio.

La botica del doctor zubía. La casa contaba con su propia prensa, lagar y bodega. En el vecindario de 1772 se le dio el número 468, siendo la puerta trasera de la casa de José Martínez de Morentín. Desde entonces, el edificio fue pasando de propietario en propietario, entre ellos el doctor Zubía, cuya farmacia se colocó en el edificio de la Calle Mayor. 

A principios del siglo XX, los edificios estaban unidos por un patio. Con el paso del tiempo, se fueron deteriorando, llegando a 1998 en muy mal estado. En 2005, esta vivienda queda englobada en el plan urbanístico PERI Mercaderes y fue derribada, manteniendo sus elementos originales en la nueva edificación. Únicamente el lagar no pudo ser conservado. En la actualidad, el calado, la fachada del siglo XVI y varias estancias aún son visitables en el interior de este edificio reconvertido en el denominado Espacio Calado.