Sequía récord y año récord para el seguro

SPC
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Agroseguro prevé que las indemnizaciones por esta causa, solo en herbáceos, lleguen a los 300 millones, que junto a los pagos por otras coberturas alcanzarán el máximo histórico de 900 millones

Sequía récord y año récord para el seguro - Foto: Rubén Serrallé

Las indemnizaciones del seguro agrario no paran de crecer. Se trata de un reflejo del clima que estamos sufriendo en los últimos tiempos, cargado de pedriscos en épocas poco habituales, heladas tardías o precipitaciones escasas, a destiempo o demasiado violentas. Además, por supuesto, de la sequía, que este año va a ser la causante de un nuevo hito en la historia de estas coberturas. El nuevo director general de Agroseguro, Sergio de Andrés, ha adelantado que las indemnizaciones al cierre del año 2023 se situarán cerca los 900 millones de euros, superando ampliamente el récord histórico de 2022, cuando alcanzaron los 768,85 millones.

Respecto a los últimos datos disponibles de los efectos de la sequía en los cultivos herbáceos, De Andrés ha detallado que se han declarado hasta la fecha siniestros en más de 475.000 hectáreas, aunque las estimaciones predicen que la superficie final llegará probablemente al millón y medio, dos terceras partes de lo asegurado. Agroseguro ha calculado que esta situación se traduzca en una indemnización de más de 300 millones de euros solo para cereal de invierno, leguminosas y colza, con Castilla y León como principal perjudicada con 700.000 hectáreas y 140 millones, seguida de Castilla-La Mancha, con 300.000 hectáreas y 54 millones. En cualquier caso, desde la entidad aseguran que la cifra puede engordar si las zonas más tardías, que aún cuentan con alguna posibilidad de recuperación, no reciben las lluvias necesarias.

En este sentido, Agroseguro ha recordado que los pagos por sequía en 2022 sumaron 117 millones, principalmente para siniestros en Castilla y León, Andalucía, Cataluña y Castilla-La Mancha. «Los seguros agrarios son la herramienta principal de protección frente al cambio climático», ha afirmado De Andrés, tras subrayar que «las sequías son cada vez más recurrentes en los últimos años y cada vez más severas», con presencia en 2012, 2017, 2019, 2022 y 2023 como prueba de ello.

En cuanto al peritaje, que llevarán a cabo 420 técnicos, José Carlos Sánchez, director de siniestros de la entidad, ha precisado que ya han comenzado en Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña y Aragón: «Estaremos acompañando a las cosechadoras hasta final de junio y animamos a los asegurados a que manden el parte de siniestro según se acerque el momento de cosechar».

Agroseguro está ahora pendiente de los daños que puedan causar las tormentas de pedrisco durante todo el verano, e incluso en los primeros meses de otoño, en cultivos frutales y en la viña, sobre todo. No obstante, De Andrés ha indicado que «probablemente no sea el año de mayores indemnizaciones (por esta causa), ya que habrá producciones que ya se hayan perdido antes por la falta de agua».

De hecho, la sequía de la actual campaña constituye el mayor siniestro en la historia del seguro agrario, al superar los 210 millones de euros afrontados por la de 2012 (la más grave hasta ahora), o los 220 millones pagados en 2022 solo por la helada registrada a comienzos de abril.

Periodo anómalo.

La campaña 2022-2023 de cultivos herbáceos comenzó con un otoño y un inicio del invierno extremadamente cálidos, con anomalías térmicas en todo el territorio nacional y una ausencia de precipitaciones muy acusada durante octubre y noviembre. Aunque diciembre fue muy húmedo, prácticamente no se han registrado precipitaciones durante el primer cuatrimestre de este año.

Estas condiciones han provocado que las siembras más tempranas (octubre-noviembre) hayan tenido un desarrollo muy acelerado como consecuencia del invierno relativamente suave y las precipitaciones de diciembre y, sin embargo, se encuentren ahora en estados fenológicos de máximas necesidades, sin reservas hídricas y con evidencias de marchitez irreversible en regiones como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Cataluña y Aragón. En Castilla y León, donde las precipitaciones invernales fueron algo mayores, aún existe una mínima reserva de agua en el suelo en algunas comarcas, aunque ya se aprecian síntomas de sequía en gran parte del territorio y si las lluvias no hacen acto de presencia de manera copiosa y urgente se esfumarán las pocas posibilidades de conseguir una cosecha digna en esas zonas.