Medyka, punto de no retorno

M. A. G-S.
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Tras la riada de refugiados que han abandonado Ucrania por este paso fronterizo, el flujo de desplazados se normaliza después de más de tres semanas de invasión

Notas para la paz desde Medyka. - Foto: M. A. G S.

Przemysl es la 'capital' de la ayuda humanitaria pero el punto de no retorno se encuentra doce kilómetros más al este, en Medyka, hasta hace nada, el paso fronterizo más transitado del mundo. Muchos de los tres millones de refugiados que han huido de Ucrania lo han hecho por este puesto.

 

Hasta hace unos días el flujo de ucranianas (los varones de más de 18 años no pueden abandonar su país) que huían de la guerra era constante. Se contaban en miles las personas que cruzaban cada hora rumbo a Polonia. En las últimas horas, sin embargo, se ha ralentizado el flujo. Del chorro se pasa a un goteo. 

 

La frontera sigue siendo una zona off limit para los no ucranianos, pero a doscientos metros se ha levantado un campamento cargado de esperanza para los que tratan de dejar atrás el horror de la guerra. ONG, asociaciones e instituciones caritativas de todo el mundo (Egipto e Israel colaboran tienda con tienda) han levantado sus tiendas ofreciendo comida, productos higiénicos, tarjetas móviles, etc. Calor no falta en estos primeros pasos de un camino cargado de incertidumbre. 

 

Jesús, Vicente y Flor, junto con Denis, traductor ucraniano que acompaña a la expedición desde Pamplona, recorren el campo de refugiados que da la bienvenida a las madres, abuelas y niños que dicen adiós a su país. Dejan atrás a sus maridos e hijos en busca de un destino seguro,

 

Más adelante les espera el Centro de Refugiados de Przemysl, emplazamiento desde el que se dispersarán por toda Europa. La gran mayoría de desplazados buscan destino en Polonia, deseando volver en cuanto las condiciones mejoren y así lo permitan. Asociaciones italianas, portuguesas y españolas también se ofrecen como destino aunque son conscientes de que, para muchos, llegar a Sicilia, Lisboa o La Rioja, implica que tardarán muchos meses en volver a traspasar este umbral que separa el miedo de la esperanza.