El CCR demora su reestreno al primer trimestre de 2023

Feli Agustín
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Consignado un presupuesto de un millón de euros para un centro que abordará aspectos formativos o informativos y será de gestión pública

El Centro de Cultura del Rioja (CCR) tendrá que esperar un poco más para abrir sus puertas.La voluntad manifestada por el alcalde, Pablo Hermoso de Mendoza, de reactivar el edificio ubicado en el corazón del casco antiguo de Logroño antes de que concluya este año no se va a materializar, a pesar de que, según sus propias palabras, «está para abrir mañana».

El primer edil de la capital, a quien ayer acompañaron la delegada del Gobierno, Beatriz Arraiz, y la jefa del Ejecutivo regional, Concha Andreu, en la presentación de las actuaciones incluidas en el proyecto Enópolis, prefiere esperar hasta el primer trimestre del año que viene cuando todo esté en perfectas condiciones antes de reestrenar unas instalaciones que, tras una década desde su inauguración, no han llegado a definir su uso.

«Podría abrir sus puertas mañana, pero no es  tanto apresurarse como hacerlo bien; se han realizado aperturas que ha habido que cerrar a lo tres meses», argumentó   Hermoso de Mendoza, que parece que tiene más claro qué hacer con el CCR para lo que ha definido una estrategia multidisciplinar, asentada sobre cuatro ejes.

El primero de ellos es el informativo, de tal manera que será una ventana para conocer los recursos, patrimonio o actividades de carácter enoturístico que se ofertan en la ciudad. «Al mismo tiempo, podrá congregar y agregar toda la oferta cultural en torno al vino, que ahora está diseminado o desperdigada», señaló el alcalde, que concretó que el CCR se establecerá como un espacio que albergará presentaciones, exposiciones o conversaciones en torno al vino.

Otra de las esferas será la formativa, vinculada a las actividades enoturísticas, como la ya anunciada por la Asociación de Sumelliers, que tendrá al CCR como centro de operaciones.   Además de una enotienda o la posibilidad de que cuento con alguno elemento de carácter gastronómico, «algo que está sobre la mesa», el edificio  incorporará elementos digitales para la difusión de la cultura del vino. «Hay una parte museística, pero será menor», confirmó el primer edil, que apuntó que el objetivo es que el sector formativo, tecnológico o toda la cadena de valor de vino  «tengan ahí su casa».  «Se trata de contar con  un edificio rotundo, de vida económica y cultural para lo que hay que hacer unos trabajos que se están acometiendo», afirmó el alcalde, que avanzó que contará con una gestión municipal, aunque se realizarán contratos externos. Hermoso reconoció que es necesario un «importante esfuerzo» económico» para su puesta en marcha y ya hay previsto destinar un millón de euros para su apertura en 2023.

10 años de fracasos. Es en el Gobierno municipal de Tomás Santos (PSOE) y Ángel Varea (PR) donde hunde sus raíces el  (CCR), que se levanta sobre los restos del antiguo Palacio de los Yanguas o Casa de la Virgen, del siglo XVI. El coste del nuevo edificio, obra de Jesús Merino Pascual, rondó los 12 millones de euros y fue inaugurado el 1 de junio de 2012, cuando ya era alcaldesa Cuca Gamarra. Desde entonces ha atravesado un cúmulo de calamidades. Abierto sin un propósito muy claro, no tardó en mucho en bajar la persiana.  Después «de un largo periodo de análisis», según dijo entonces el portavoz, Miguel Sáinz, reabrió en la primavera de 2015 con un modelo de gestión público-privada, para volver a echar el cerrojo en julio de 2016, con la justificación de la realización de algunas obras. Lo cierto es que, tras una inversión millonaria, habrán pasado seis años antes de que vuelva a ponerse en marcha.