Almeida actuó movido «por sus deseos y sabía lo que hacía»

R. Muro
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La facultativa que desarrolló la evaluación psiquiátrica en Segovia asegura que el acusado «recuerda, entiende y comprende» y descarta que estuviera en estado de embriaguez

El acusado momento antes de iniciarse la cuarta sesión del juicio - Foto: Ingrid

Francisco Javier Almeida está cada día más cerca de ser, de nuevo, legalmente un monstruo aunque de momento siga siendo presunto. Toda declaración, toda prueba expuesta en  el procedimiento que sigue la Audiencia Provincial le incrimina aún más si cabe en la violación y el despiadado asesinato del pequeño Álex el 28 de octubre de 2021. El acusado «sabía lo que hacía» aquella fatídica tarde y  se movía guiado «por su voluntad y sus deseos», afirmó sin opción a dudas la psiquiatra que valoró a Almeida en noviembre de 2021, una vez trasladado del centro penitenciario de Logroño a la prisión de Segovia. Es más, Almeida «recuerda, entiende y comprende», según el testimonio de la facultativa que compareció  mediante una videoconferencia objeto de continuos fallos técnicos y sus correspondientes interrupciones para desesperación del presidente de la sala y de los abogados de las partes.. 

Dicho de otra forma, y siempre en base a los informes elaborados tras los hechos, «no presentaba alteraciones ni por enfermedad mental ni por consumo de alcohol», detalló la psiquiatra. Afirmaciones todas ellas que desmontan, o al menos contradicen, una vez más durante las cuatro sesiones del juicio, la argumentación del propio Almeida en la sesión inicial del procedimiento legal por la violación y el asesinato del pequeño Álex en el barrio de Entre Ríos de Lardero sobre que aquel 28 de octubre había bebido mucho y no recordaba lo sucedido.

Tras ser detenido, Almeida pidió su pastilla para la hipertensión crónica y un médico que atendiera «el dolor en el costado», según él mismo, provocado al recibir una agresión en forma de patada. Un supuesto éste último que no reflejó evidencias y dos cuestiones que para la psiquiatra suponen tener conciencia de uno mismo y el ánimo de querer cuidarse. 

Todo ello lleva a la facultativa a concluir que el acusado «conoce la ilicitud del hecho, se mueve por sus deseos, su voluntad y su convicción». Y más aún, el estado mental del acusado no ha variado desde la anterior evaluación psiquiátrica realizada en 1998 tras la violación y el asesinato de María del Carmen López, la agente inmobiliaria de 26 años fallecida a manos de Almeida y por lo que se encontraba en libertad condicional. Es decir «sabía lo que hacía».

ADN de almeida. También testificaron hasta siete facultativos del Instituto Nacional de Toxicología de Las Rozas (Madrid) mediante una videoconferencia bastante más fluida. Todo vuelve a coincidir. Los profesionales confirmaron que el fallecimiento del pequeño se produjo por asfixia. Una afirmación basada, entre otras cuestiones, en la presencia de numerosas hemorragias en los pulmones mientras que las lesiones detectadas en la laringe demostraron que se aplicó una fuerza considerable. También corroboraron la presencia de restos de espermatozoides y de saliva compatibles con el perfil de ADN de Francisco Javier Almeida hallados en el pequeño.

Por otro lado, testificaron también dos especialistas de Criminalística de la Guardia Civil quienes  en la noche de los hechos desarrollaron la inspección ocular con luz forense en las zonas comunes del número 5 de la calle Río Linares así como de la vivienda del tercer piso donde residía el acusado. Inspección ocular que ratificó los datos aportados a lo largo de las tres sesiones anteriores del procedimiento legal.

Por su parte, durante la jornada de hoy viernes, están previstas más declaraciones periciales de carácter psicológico, además de la reproducción de las grabaciones realizadas a los menores que jugaban en el parque con el pequeño d enueve años así como otras pruebas fotográficas. 

Los problemas técnicos con las videoconferencias alargan el juicio hasta el martes

La sesión celebrada en el día de ayer en la sala 13 de la Audiencia Provincial tenía previstas las declaraciones periciales a través de diferentes videoconferencias. Se realizaron dos de ellas, una trabada y otra bastante más fluida. El resto fue imposible. «Es culpa del ancho de banda del Palacio de Justicia», espetó el fiscal Enrique Stern ante la desesperación manifiesta del presidente de la sala y de las partes presentes en la sala. 

Más allá de responsabilidades técnicas del ancho de banda, las videoconferencias previstas para ayer quedaron suspendidas con lo que el juicio se prolongará un día más. Es decir, la lectura de las conclusiones finales estaba prevista para este próximo lunes y pasan así al martes. Por su parte, el lunes se intentará que, ya de forma presencial, declaren todos los testigos que tenían prevista su participación por videoconferencia durante la jornada de ayer.