«El Delta del Ebro es especial para la ornitología»

Javier Alfaro P.
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Aprovecha ahora para disfrutar de su afición al avistamiento de pájaros porque durante sus cargos de gestión apenas pudo

José Ignacio Pérez Sáenz, que suele llevar unos prismáticos a mano, observa pájaros en La Grajera echando mano de una guía de aves de La Rioja recientemente publicada. - Foto: Óscar Solorzano

El expresidente riojano, entre 1990 y 1995, José Ignacio Pérez Sáenz (Calahorra, 1951) está retirado, pero no mucho. Se mantiene al frente del Consejo Consultivo de La Rioja, tras haber defendido múltiples cargos de diferente grado de responsabilidad a lo largo de su carrera política, entre los que también se encuentra haber sido delegado del Gobierno.

Una vida laboral que apenas le ha dejado espacio para el tiempo libre. «Antes era muy dificil tener tiempos de relax y ahora es más fácil con la jubilación, aunque sea presidente del Consejo Consultivo de la Comunidad Autónoma que nada tiene que ver con el ritmo de la actividad plena». Entre sus grandes aficiones, el deporte, jugar al pádel y el ciclismo, y la ornitología, que le obliga a llevar siempre unos prismáticos en el coche «por si acaso». 

Empezó con ella muy joven, «probablemente hace unos 50 años» y aprovecha viajes para complementar las visitas con la observación de pájaros. Apunta que si ve «un carrizal o hay una zona húmeda cercana, llevas en el coche algo para mirar y recabar información». 

«Algunos de mis sitios habituales son El Recuenco en Calahorra, los Sotos de Alfaro, la laguna de Hervías y, aunque estén en Navarra, por su cercanía, también la balsa de Las Cañas de Viana y la laguna de Pitillas (cerca de Olite)», resalta Pérez Sáenz, que es conocedor de otros espacios interesantes como La Grajera, en Logroño, que «es un espacio ideal para dar paseos».

Entre sus lugares preferidos están «las marismas de Santoña (Cantabria), las Landas (en Francia), Villafáfila (Zamora) y Gallocanta (Zaragoza), son sitios visitados por mí mínimo una vez al año». Pero, por encima de todos ellos, está el Delta del Ebro. «Estoy estrechamente vinculado a esta zona, que tiene unas características especiales, lo he visto desarrollarse y voy varias veces cada año. El Ebro nos une con esa parte de Cataluña, muy diferente al resto, y parece que por ser ribereños, tan apegados a la tierra bañada por el Ebro hay algo tuyo también». 

La zona le ofrece muchos atractivos. «Es magnífica porque tienes siempre buenas aves, también en número de ejemplares y especies, con aves singulares y rarezas que en otros sitios tienes más dificultad».

Reconoce que las aplicaciones móviles y las redes sociales han cambiado la afición en los últimos años. «Te permiten saber qué y dónde encontrarlas e identificar cuáles son por sus sonidos, lo que quita un poco la gracia pero aumenta las opciones de ver; antes la fotografía no era muy aceptada en el mundo ornitológico y ahora es habitual».

Sus prismáticos, inseparables, le vienen bien en las largas esperas aguardando en los Pirineos el paso del Tour de Francia, una cita ineludible, «año tras año, con mis hermanos».