La falta de chips pone en jaque a la industria del automóvil

Feli Agustín
-

La gran afección que sufren fabricantes amenaza a los componentes. «La cuerda se tensiona y amenaza con romperse», alerta el clúster

El sector genera 7.500 empleos directos o indirectos y un volumen de negocio de 539 millones de euros . - Foto: Clara Larrea

La crisis internacional provocada por la escasez de componentes electrónicos, que ya ha obligado a parar a las grandes fábricas de automóviles en España -Volkswagen Pamplona, Stellantis (antigua Opel) en Figueruelas o Ford Almussafes son algunos de ellas- está afectando a las 22 fábricas de componentes riojanas  y alrededor de otras 20 que, además de para este, producen para otros sectores.

Con un importante peso en la industria regional, generan 7.500 empleos directos o indirectos y un volumen de negocio de 539 millones de euros,  están echando mano de los ERTE que tenían pactados para seguir haciendo frente a las consecuencias de la covid con el fin de aliviar las consecuencias que puede acarrear esta nueva crisis al mercado automovilístico, que no levanta cabeza. De hecho, según los datos publicados este lunes por las patronales de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y distribución (Ganvam), la venta de coches nuevos ha firmado uno de los peores cutrimestres desde que superara la crisis, con una caída del 39,3%, hasta las 264.655 unidades, frente al mismo periodo de 2019.

Daniel Rueda, secretario general de la Agrupación Empresarial Innovadora del sector automoción de La Rioja (el clúster del automóvil), argumenta que esta escasez está suponiendo un palo en las ruedas de un sector que logró superar el año de la covid manteniendo el empleo.  «Ahora que parecía que nos habíamos adaptado al impacto del coronavirus y confiábamos en obtener unos resultados relativamente positivos, nos encontramos con un asunto inesperado, la crisis de los semiconductores», lamenta Rueda que, aunque reconoce que las empresas riojanas no necesitan estos dispositivos, sí son imprescindibles para los fabricantes a los que suministran. Por ello, las factorías de la región «se ven lastradas» si sus clientes no pueden producir un número determinado de vehículos por falta de componentes.

Ello ha provocado que los resultados de este primer trimestre hayan sido más negativos de lo esperado, y que las previsiones para este segundo, en las que se habían depositado importantes expectativas, no parezcan más halagüeñas.

«Por si no era bastante con la pandemia ahora tenemos la falta de chips», coincide Carlos Alfaro, secretario general de Industria de UGT, que informa de que para darle respuesta las empresas están echando mano de los ERTE que tenían aprobados «o habrá que negociar otros nuevos», específicos para estas nuevas exigencias. 

«La falta de semiconductores están agravando la situación del sector, que ya  lleva meses sufriendo la caída de ventas», alerta Alfaro, que afirma que las fabricas riojanas de componentes ya están pagando por un problema que están sufriendo, en primer término, los grandes fabricantes, que están reduciendo turnos o negociando expedientes. «Si no tienen piezas para fabricar, las plantas de componentes tendrán también que parar», avisa el sindicalista, que razona que funcionan bajo pedido, «no bajo stock;los almacenes no los llenan».

Coincide en que los ERTE fueron capaces de sujetar el empleo en el sector, y apuesta por continuar con este instrumento legal para mantener la mano de obra. Cierto es que, reflexiona, «va a ser más difícil justificar» que obedecen a cuestiones de pandemia, porque las actuales dificultades responden a causas productivas», señala Alfaro, que prevé que la afección será general para las empresas riojanas que proveen al automóvil.

Rodrigo Alfaro, secretario de Industria de CCOO, está convencido de que las factorías riojanas sufrirán las consecuencias de manera inmediata. «Al paralizar el fabricante los pedidos, se produce un stock en las plantas de componentes, lo que les obligaría a parar para no acumular», argumenta, al tiempo que recuerda la pervivencia de ERTE en  «casi todas» las fábricas, que ya los están aplicando -IAC, 60 días al año; o Standar Profil, 20-. 

 

Tabletas en vez de coches. La explicación a esta falta de semiconductores viene provocada principalmente porque los países productores -casi la totalidad la concentran Corea, China, Japón y Taiwan;Samsung y la taiwanesa TSMC suman actualmente el 43 % de la capacidad mundial de fabricación- están desviando estos elementos para responder a la creciente demanda de productos electrónicos para el teletrabajo o el entretenimiento en el hogar, como tabletas o portátiles «que dejan más beneficios».

«El sector de la automación está siendo penalizado», asegura Rueda, que no se atreve a hacer vaticinios a medio y largo plazo, «ciencia ficción» en  un escenario muy incierto, aunque alerta de que no hay «fácil solución».

Al respecto, informa de que la inversión inicial para poner en marcha una fábrica de microchips supera los 10.000 millones y «lo que es peor», para que esté en marcha hay que esperar «tres o cuatro años», que «es mucho esperar».

«La realidad es que es el gran problema del sector y se está tensionando mucho la cadena y nos estamos rompiendo;nos están obligando a parar», asegura Rueda, que este contexto señala que los grandes fabricantes no pueden planificar la producción a largo plazo. «Ahora están  anunciando paradas de producción con menos de una semana, lo que obliga a los proveedores a adoptar medidas de hoy para mañana», asegura, y añade que  a este revés se une la subida del precio de las materias primas, como petróleo o acero, que encarecerá el producto final y, sino, influirá en los márgenes de beneficios de las empresas. «Este asunto está provocando tensión en los mercados  y comienza a ser preocupante», asegura el secretario de la asociación del automóvil, que reitera que se va a convertir «un punto de tensión en la industria».

«Predecir el futuro en este sector tan cambiante es muy complicado», coincide con Rueda Rodrigo Alfaro.