Pongamos que hablo de Logroño

Víctor Zurrunero
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Sergio Andrés Cabello realiza en 'La España en la que nunca' pasa nada una radiografía de una parte del país liderada por pequeñas y medianas ciudades que tratan de superar las amenazas de la globalización

Sergio Andrés Cabello, autor de 'La España en la que nunca pasa nada'. - Foto: Óscar Solorzano

En los últimos años, la brecha entre las dos Españas demográficas se ha ido haciendo más evidente. Por un lado tenemos una parte del país, representado por grandes metrópolis y con un importante dinamismo de su población. Por otro, los entornos rurales, donde el tiempo avanza más lentamente, pero que la transformación demográfica retrocede al mismo ritmo que lo hacen las oportunidades de sus habitantes y que grita auxilio bajo el lema de la ‘España vaciada’.

Entre ambos extremos, hay una tercera España, formada por territorios intermedios y ciudades de pequeño y mediano tamaño. Es aquí donde pone su mirada el libro La España en la que nunca pasa nada, que acaba de publicar Sergio Andrés Cabello. 

Doctorado en Ciencias Políticas y Sociología, este profesor de la Universidad de La Rioja pretende reivindicar el papel de estos municipios y reavivar un protagonismo, ganado en décadas anteriores,  que hoy han perdido en favor de las grandes urbes.

«Creemos que la realidad de este tipo de ciudades queda en un segundo plano, es un espacio olvidado», afirma Andrés Cabello que alerta de que «debido a las transformaciones de la globalización, están en riesgo de padecer ciertos retrocesos», algo que asimila «a lo que ha ocurrido con las clases medias».

El libro pretende responder a esta cuestión, «salvando las diferencias concretas de cada territorio». Pero a grandes rasgos, su autor considera que «la tendencia lleva a grandes metrópolis con una mayor influencia y presencia, que también van ganando población, poder y actividades». Esto, choca con los lugares que explora el libro, «con ciudades que sufren un proceso de envejecimiento y hasta estancamiento de la población o incluso con fenómenos de emigración de sus habitantes, unido a un proceso de cierre de su sector secundario». 

Dentro de estos territorios de tamaño intermedio de los que habla el autor, se podrían encontrar ciudades como Logroño o regiones como La Rioja.

Un momento decisivo. «Nuestra comunidad es un poco un paradigma dentro de esas regiones intermedias», apunta Andrés Cabello, mientras que para algunos autores «pertenecemos a la España acomodada», se encuentra en un «momento decisivo por el riesgo de retroceso». 

En este sentido, considera que La Rioja parte de unos buenos indicadores a nivel socioeconómico, «pero es verdad que en las últimas décadas se han producido procesos sutiles que nos llevan a ese escenario» que describe el libro, por ejemplo, con el fenómeno de la deslocalización industrial que ha acarreado el cierre de importantes empresas del sector secundario en la región. 

Aunque, como destaca Andrés Cabello, la región cuenta con ventajas. «Se ha caracterizado por tener, tradicionalmente, un sector secundario  importante y un primario, que todavía resiste gracias a sus fortalezas». Además, también destaca como factor determinante de cara al futuro la circunstancia de ser una región uniprovincial, además de su «posición estratégica» dentro del eje Cantábrico-Mediterráneo, «que tendrá un gran protagonismo en el futuro».

«Tenemos que se conscientes de los riesgos», afirma Andrés Cabello quien apunta a los indicadores demográficos que «nos avisan del descenso de la natalidad y el envejecimiento progresivo de la población». También, observar como se ha ido transformando la estructura social y productiva hacia el tercer sector. 

Por último, recalca que no consiste en una «competencia entre territorios», si no en una cuestión de «cohesión social», junto a una apuesta por recuperar el tejido industrial.