Cierra una vendimia de gran sanidad y volumen similar a 2021

Feli Agustín
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Con racimos aún por recoger, el Consejo cierra la cosecha. Con buena calidad general, el calor de la primera fase de la campaña arrojó un grado más bajo, que ha subido los últimos días. Se augura buen año para el vino de crianza

Un paisaje de viñedo. - Foto: Ingrid

Exactamente dos meses después de que se iniciara la vendimia, el 10 de agosto, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen dio ayer por finalizada la vendimia en los 144 municipios de Rioja, casi un mes antes que la pasada campaña [el 6 de noviembre], aunque queda uva por recoger, principalmente en la Sonsierra. Estos productores, que deben informar al Órgano de Control del Consejo cuando acometan la recolección, añadirán sus racimos a los 409,2 millones de kilos que se habían recogido hasta el domingo, lo que hace estimar que, en contra de las previsiones realizadas hasta mitad de campaña, la cantidad recogida será similar a la del año pasado, en la que 582 bodegas recibieron 413.868.376 kilos de uva.

Con un estado sanitario excelente, la calidad de la uva ha sido, en general, buena, y ha visto aumentar el grado en las últimas fechas. Con mayor exigencia para el trabajo en bodega, las previsiones apuntan a un vino de gran calidad, óptimo para la crianza.

Las organizaciones de productores se muestran satisfechas con una campaña que en vez de concluir para los Santos, lo hará para el Pilar. Así lo espera Roberto Salinas, responsable de viticultura de  la Unión de Agricultores (UAGR) que, con base en Briñas, esperaba ayer acabar en «tres o cuatro días». «Están saliendo ahora mejores uvas, más compensadas, con más grado», señala este viticultor, que resalta que la calidad ha ido mejorando conforme ha ido evolucionando la vendimia. 

Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja, explica que el calor  de agosto «aceleró» la recogida, que se ralentizó en septiembre, con la bajada de las temperaturas nocturnas y un ritmo «más pausado» de la maduración alcohólica y la polifenólica [del color]. «La ausencia de lluvias ha dado lugar a una maduración más tranquila y cualitativamente mejor», afirma Fonseca sobre una campaña en la que ha cuajado «muy bien» la garnacha.

Néstor Alcolea, secretario de UPA, destaca que el desajuste en la maduración fenólica se ha ido corrigiendo conforme ha bajado la temperatura nocturna y «se está acabando» con un aumento general de la calidad «al haberse producido un acoplamiento de la madurez fenólica y la alcohólica» en un año con una uva muy «sana» y viñas «equilibradas». 

 Íñigo Torres, director general del Grupo Rioja, coincide en  que la climatología ha dividido la campaña en dos periodos. La primavera y verano, muy secos con temperaturas muy altas, propiciaron un primer periodo de menor producción y mayor irregularidad, «solventadas con la recogida selectiva de la uva». Las lluvias de finales de agosto y principios de septiembre depararon mayor producción en la segunda fase y un buen equilibrio entre la madurez alcohólica y la fenólica. «Destaca la elevada sanidad de la uva en general y la gran evolución que ha tenido la calidad de conforme avanzaba la vendimia», coincide el responsable del principal grupo bodeguero de Rioja.

Con una sanidad «espectacular» en todas las variedades, Fonseca vaticina que va a ser necesaria «mayor entrega» de los enólogos, que se van a a encontrar «con dos vendimias», una primera «más alcohólica» y una segunda, de maduración «más completa y equilibrada». 

«Se van a poder hacer buenos vinos», resalta el responsable de UAGR, aunque concede que «van a tener más trabajo los enólogos». Alcolea, por su parte, razona que «con una buena corrección de la acidez», se puede esperar un catálogo de vinos «de altísima calidad». «Es un buen año para vinos de guarda», señala.

Cantidad. A falta de los últimos kilos, la cosecha coincidirá en volumen con la de la pasada campaña, a pesar de que las primeras estimaciones apuntaban en otra dirección. El secretario general de la principal organización de viticultores de Rioja señala que las expectativas de producción «hace dos meses no se parecen nada a las de hoy» y apunta que conforme ha avanzado la vendimia «se han visto más uvas de las que inicialmente parecía», una circunstancia por la que Alcolea confiesa su «sorpresa, aunque esta campaña se ampara el 100% de la blanca, 9.000 kilos, frente al 95%, 8.550 kilos por hectárea, de 2021 .  «Se va a coger el papel», enfatiza Salinas.

La falta de trabajadores ha sido uno de los principales problemas de la campaña que, entre otras razones, puede explicarse por el escenario en el que se ha desarrollado esta adelantada vendimia, que ha coincido con la recogida de fruta. Además, «se empezó a la vez la blanca y la tinta,  en la zona Oriental y en la zona Alta, que se disputaban los trabajadores», señala Fonseca, que insiste en la ingente burocracia a la que se enfrentan los viticultores, «lo que les obliga a los que pueden» a vendimiar a máquina, que este año ha sido ya la mitad. Alcolea critica la farragosidad de los trámites y el gasto asociado a la contratación y señala que la falta de trabajadores es un asunto que está suponiendo «un verdadero problema» en el campo.

Salinas, que tuvo que parar de vendimiar porque no encontraba cuadrilla, avanza que la falta de personal va a ser un asunto que va a ir agudizando en próximos años. «Pero las bodegas quieren calidad y que se recoja a mano», afirma.

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