El sonido hueco de una fiesta

Luis Ruiz
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La plaza de La Ribera, durante un festejo de San Mateo. - Foto: Ingrid

En lo escrito como previo a esta 'miniciclo' taurino y tirando de metáfora, lo definí como hueco. Este martes, esa misma palabra, hueco, dejó de ser figura retórica para instalarse en lo más visual. Pasó a ser protagonista en los corrillos que anteceden al paseíllo. Muchos eran los asientos que, desiertos, daban exactamente la medida del poder de esta fiesta. Vaya por delante que la de ayer habrá sido seguramente la peor entrada que recordamos en unos 'sanmateos' desde que La Ribera da toros. Ante esa imagen, cualquiera pudiera pensar que algo no cuadra, pero amigos, no pasa nada, en un mundo tan particular como el taurino nunca han parecido cuadrar los números , porque aquí dos y dos siempre han sido cualquier cosa menos sumar cuatro.

Quizás para la de esta tarde se agote el papel, pero a nadie se le escapa que con carteles como el de este martes, con toreros de menor relumbrón, pero igual o más toreros, no hace mucho tiempo La Ribera reunía la mitad de su aforo. Eso parece que ya pasó y es que la figura del aficionado empieza a ser residual. Ahora, es el público de aluvión el dardo sobre el que construye su suerte el empresario menos imaginativo. El centro de la diana pasa por situarse en el del nombre del torero que más suena. Ocurre que no ha habido relevo y son muy poquitos esos que hacen ruido. Cuando estos últimos se desinflen, pierdan frescura o dejen de ser novedad, ese mismo aluvión se desvanecerá y para entonces los aficionados serán historia. El toque de alerta -aviso se llama en el argot- que ayer recibió La Ribera debiera ser tenido en cuenta. Un aviso que se escucha en faena sobre el albero queda en anécdota solo tenido en cuenta para 'plumas' como los de antes, pero ese otro aviso, el de ayer, con un desierto en la sombra y semivacío el sol, es todo un recado que si no se atiende traerá consecuencias. Ojo con confundirse con el oropel y grandiosidad de la corrida del clavel. Hoy todo será un resurgir : el que conlleva el triunfalismo, bien. Ojalá, quiera Dios que la tarde tenga el eco que deseamos. Ayer, dejando a un lado lo acaecido en el ruedo, el eco llegó también, pero esta vez provocado por los huecos en los tendidos.