Los casos de sarna aumentan en La Rioja

Ana Torrecillas
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Los expertos alertan de que el alza de casos puede deberse a que las personas afectadas no acuden al médico y a que el ácaro se haya hecho más resistente

Un paciente de sarna se rasca para aliviar el picor - Foto: Óscar Solorzano

País Vasco, Navarra, Castilla y León y La Rioja. Son algunas de las comunidades en las que se ha detectado un aumento de casos de sarna. Una enfermedad que parece pertenecer a otras épocas pero que, desde hace dos años, experimenta un repunte. Desde 2019, La Rioja sufrió varios  brotes de sarna o escabiosis, el último se produjo a finales de 2021, en el centro de día de Alfaro y  afectó a unas 50 personas entre trabajadores del centro y pacientes. Es complicado llevar un registro pormenorizado de casos porque estos son de obligada declaración solo cuando se trata de un brote epidémico. «No podemos hablar de brote como tal, pero sí de un aumento de  casos, especialmente desde el inicio de la pandemia. No solo en La Rioja sino en otras  comunidades», asegura el doctor Álvaro Rivero, de la Unidad de Dermatología del Hospital Fundación de Calahorra.

Las causas del aumento de casos no están muy claras, pero según los expertos todo apunta a la pandemia. Los retrasos en Atención Primaria pueden estar detrás. «Los casos comenzaron a aumentar en marzo de  2020», recuerda el doctor Rivera, «pese a que las personas estaban confinadas y tenían menos relaciones con otros sujetos, hemos visto que los casos aumentaban, posiblemente porque no se ha tomado en importancia cuando han comenzado los síntomas o por el miedo de la población a ir al médico y contagiarse de covid». Otra de las causas que señala el dermatólogo es la mayor resistencia del ácaro  a los  tratamientos habituales. Todos estos factores han producido una 'tormenta  perfecta': los casos de sarna no se han curado y se han ido «arrastrando» durante meses, lo que ha  elevado la posibilidad de contagiar a más personas. 

Pero, ¿qué es la sarna? Se trata de una enfermedad de la piel que provoca un sarpullido y mucho picor, producida por un ácaro minúsculo, de unos 0,4 milímetros, denominado Sarcopes scabiei.  Dicho ácaro se esconde en nuestra dermis, en su capa más superficial, donde los machos fecundan a las hembras que depositan sus huevos escarbando túneles en la piel. 

 

Adolescentes. La sarna es muy contagiosa, solo basta con el contacto piel con  piel y tiene un periodo asintomático, es decir, su proliferación tiene lugar en varias ocasiones cuando el infectado aún no tiene síntomas. Los más comunes son el picor y las rojeces en la zona donde los ácaros han anidado,  los llamado 'surcos'. Las personas que padecen sarna desarrollan un picor excesivo, no comparable con otras enfermedades. 

«Por eso, cuando acuden a la consulta médica y explican los síntomas podemos dilucidar que padecen sarna», apunta el doctor, «pero no todos los pacientes sienten picor y solo un profesional con conocimiento de la enfermedad puede ver el 'surco' que deja el ácaro en la piel por donde ha depositado los huevos». Esta enfermedad dermatológica se trata con una crema o loción perimetrina. Se aplica por todo el cuerpo, no solo en la zona de las lesiones, y se repite varios días. Si la enfermedad persiste, será necesario un tratamiento de ivermectrina oral. «Generalmente prescribimos un combinado de ambos tratamiento para garantizarnos que la enfermedad se erradica"» asegura el  doctor Rivero. 

La sarna es una enfermedad que arrastra un estigma social, asociada a personas vulnerables o sin recursos y con una mala higiene. «Nada más lejos de la realidad porque se trata de un ácaro que salta de una persona a otra. El perfil de las personas es muy variada, pero son especialmente los  adolescentes por su estilo de vida, con mayor número de contactos sociales y lugares donde es más frecuente contagiarse. Y una vez en ellos, pueden contagiar al resto de la familia. «Yo aconsejaría a los facultativos, que si una persona acude a consulta con estos síntomas no esperan a derivarlo al especialista de Dermatología. Una espera tan prolongada puede provocar que en esas semanas se produzcan más contagios. Y al paciente con síntomas, que acuda a su médico», señala.