Con paso resuelto, rostro sonriente y acompañado por la concejal de Comercio, Esmeralda Campos, el alcalde de Logroño se recorrió ayer varios establecimientos de la calle San Antón para asegurarles que no tiene ninguna intención de peatonalizar la calle. Pablo Hermoso de Mendoza informó el lunes, en el transcurso del Debate del estado de la Ciudad, de su intención de licitar y ejecutar el año próximo en la céntrica calle una intervención urbanística similar a la efectuada en República Argentina, un anunció que ha causado revuelo entre comerciantes y vecinos, como así quedó ayer plasmado en El Día de La Rioja.
Para despejar las dudas y atemperar los ánimos, Hermoso de Mendoza se echó a la calle para explicar a comerciantes las líneas básicas de un proyecto, que tiene algunos aspectos «abiertos a la discusión», como la extensión con la que se prolongan las aceras.
A pesar de las divergencias que pueden surgir sobre la intensidad de la actuación, hay algo en lo que coinciden el equipo de Gobierno y establecimientos y vecinos de la calle: la necesidad de arreglar una vía en la que no se ha intervenido en más de tres décadas. Así, y según explicó el alcalde en el programa Punto de Encuentro, de La 7 de La Rioja, no se peatonalizará la calle «porque hay necesidad de un flujo de vehículos», aunque reconoció que no se ha determinado si será en un sentido o en dos.
mejoras necesarias. «Pero hay que mejorar las aceras, el mobiliario, el arbolado y el saneamiento», reconoce el alcalde que discute que el 80% de una de «nuestras calles más emblemáticas» esté ocupada por coches, «en batería, en doble fila», y no por las personas.
Al hilo de esta reflexión Hermoso de Mendoza invitó a contemplar los vehículos que transitan por la calle y razona que «parece más apropiado» estar sentado en una terraza, con mayor flujo peatonal y «y con las aceras arregladas después de medio siglo». Considera que esta intervención tiene como objeto mejorar la ciudad y no solo para quienes viven en San Antón sino también para los vecinos de Logroño y visitantes que quieren ir de compras.
«Tenemos un párking en Gran Vía a 100 metros; querer aparcar metiendo el coche en la tienda no pasa en ningún lugar», argumentó el primer edil, que señaló que se ha producido mucho rechazo y controversia inicial en algunas de las actuaciones realizadas, que luego «han sido aceptadas porque se entienden las ventajas».