Una mujer muere en Nájera a martillazos y detienen a su hijo

Feli Agustín
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El presunto asesino, de 47 años y con problemas mentales, convivía con la fallecida en un piso de la calle San Lázaro, donde discusiones y peleas eran habituales, según el relato de los vecinos

En el tercer piso del número cuatro de la calle San Lázaro vivían el presunto parricida y su madre. - Foto: Clara Larrea

«Ha sido la crónica de una muerte anunciada». Una vecina de Nájera resumía con el título de una novela del nobel Gabriel García Márquez  lo acaecido en la tarde de ayer en el tercer piso del número cuatro de la calle San Lázaro de Nájera, donde José Javier R.G., ‘Javi’, de 47 años, mató a su madre, Mari Carmen, de 74, a golpes propinados en la cabeza con un martillo, según informaron diversas fuentes.

La reflexión de esta vecina era la opinión compartida por otros de los habitantes del barrio, que se fueron concentrado, a medida que avanzaba la tarde, en las inmediaciones de una zona acordonada por la Guardia Civil que, junto a la Policía Local, se personó en el lugar de los hechos, después de que las 15.45 horas el servicio de emergencias SOS Rioja recibiera el aviso de un posible parricidio.

«Sobre las cuatro, he oído sirenas, no sabía si de ambulancia o policía, y he pensado que algo había pasado», relataba una mujer en un corrillo a un grupo de vecinas, que comentaban con consternación, pero no con demasiada sorpresa, lo sucedido.

En el domicilio, las fuerzas del orden encontraron a la mujer fallecida y a su hijo que, todo apunta a que con intención de suicidarse, se  había autoinfligido numerosas heridas de arma blanca en brazos, pecho y otras partes del cuerpo, unas lesiones por las que fue trasladado al hospital San Pedro, donde permanecía anoche custodiado por la Guardia Civil.

El juez de guardia, que se había desplazado a Nájera en un taxi desde Logroño, concluyó las diligencias en el domicilio de la víctima y su presunto asesino sobre las 7 de la tarde, momento en el que el servicio funerario se hizo cargo del cadáver de la mujer, que fue trasladado, una media hora más tarde, al Instituto de Medicina Legal para efectuar la autopsia. 

En el lugar de los hechos se habían concentrado otros familiares de la víctima, entre ellos al menos uno de sus hermanos, que también reside en Nájera.

discusiones habituales. Según el relato coincidente de los habitantes del popular barrio, las disputas y peleas eran continuas entre madre e hijo, que convivían solos en el domicilio al que, con cierta frecuencia, acudían Policía local y Guardia Civil, alertados por las fuertes discusiones.

Al parecer, el presunto asesino, el menor de tres hijos -dos varones y una mujer-, comenzó en edad adulta a sufrir problemas mentales  que le llevaron a permanecer ingresado en la unidad de salud mental del hospital San Pedro; no está confirmado si en la actualidad estaba tomando la medicación prescrita. Los vecinos apuntaban que Javi, que no desempeñaba ningún oficio, llegó a tener una orden de alejamiento de su madre, al parecer por otra agresión, aunque se desconoce si aún estaba en vigor. «Durante el confinamiento salían todas las tardes juntos a aplaudir a la ventana», relataba una mujer que habita en un edificio anexo, quien narraba que los vecinos del bloque de la fallecida también han tenido numerosos problemas -hasta plantearse dejar su vivienda- debido a las acciones violentas del parricida. No obstante, había personas que les conocen de «toda la vida» que definían al hombre como un chico majo. «Yo le tenía cariño», confesaba apenado un hombre, mientras el resto de vecinas ponderaba a la fallecida.

«Era buena gente», comentaban de una mujer que quedó viuda hace unos años cuando su marido decidió quitarse la vida en su huerta.