El precio del aceite subió en España un 56% entre enero de 2021 y junio de 2022, un fuerte encarecimiento que la próxima campaña olivarera, que se prevé más corta, no va a paliar;de hecho, el precio en origen del aceite de oliva se encuentra en máximos. «Esta es una campaña excepcional por lo baja», dijo el otro día el ministro de Agricultura, Luis Planas, sobre un ejercicio que el sector vaticina que será el segundo peor del siglo en nuestro país.
En La Rioja, donde la campaña está a punto de iniciarse entre esta y la próxima semana -aunque hay almazaras que han dado sus primeros pasos para poner a prueba la maquinaria-, las previsiones apuntan en una dirección similar. Las últimas estimaciones de la Consejería de Agricultura apuntan a una pérdida de en torno al 40/50% respecto al año anterior, con una cosecha de 9.000 toneladas frente a las 13.871 de la pasada y unos 1.700 litros de aceite. No obstante, reconoce que es prematuro ofrecer un cálculo certero, aunque sí destaca que se van a constatar profundas diferencias entre plantaciones de regadío y secano.
Elvira Cantabrana, secretaria de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Aceite de La Rioja, refrenda las consideraciones de la Consejería de Agricultura, aunque espera que entre sus asociados, al tratarse del grupo de mayor profesionalización del sector, la reducción no sea tan drástica.
«Los de regadío han podido regar bien, y los árboles vienen cargados de aceitunas», informa Cantabrana, que argumenta que el olivo lleva arrastrando la situación de sequía desde el año pasado. A ello se han sumado las alteraciones meteorológicas de la presente campaña, con una primavera poco lluviosa,«con mucho calor en junio, el momento del cuajado, lo que le supuso un perjuicio», a la que siguió un verano muy seco. Como contrapunto, destaca la ausencia de plagas y enfermedades.
Con la maduración estabilizada entre septiembre y octubre, la recogida se inicia en fechas próximas al Día de los Santos, con la previsión de que se generalice a partir de la segunda semana de noviembre para prolongarse hasta Navidad. «Durante la campaña pueden pasar muchas cosas», avanza la técnico, que señala que no se esperan diferencias de rendimientos entre unas y otras variedades. Así las cosas, y con una reducción generalizada en todo el país -Andalucía, el principal productor, sufre restricciones de agua y, por tanto de riego-, el vaticinio es que el precio del aceite siga subiendo. «Los márgenes de beneficio son muy cortos», explica la secretaria de la DOP, que añade que a la merma de producción hay que sumar la importante subida de los costes de producción.
Los 700 olivicultores de la Denominación, con entre 1.300 y 1.400 hectáreas de un total en La Rioja de 4.700,producen 2,4 millones de toneladas de olivas y medio millón de litros de aceite de 70 marcas en 14 almazaras. Su principal mercado, como producto «de kilómetro cero y proximidad», es La Rioja y comunidades vecinas, aunque su presencia, aunque no masiva, es generalizada en Europa, China o Japón.
«Poca subida». Luis Fernández, de la almazara Villasante de Badarán, coincide en la gran diferencia entre unas y otras zonas de La Rioja, de tal manera que confirma las estimaciones de la Consejería de Agricultura y del Consejo Regulador de la DOP; de hecho, prevé que en la zona de Rioja Alta, donde el calor ha sido menor y ha habido posibilidades de regadío, la producción mejorará la del año pasado. Con una «pequeña» producción, de 50.000 kilos, y una elaboración de «entre 6.000 y 8.000» litros de aceite, cultiva las cuatro variedades mayoritarias en La Rioja, arbequina, rayuela, hojiblanca y redondilla, y avanza que encarecerán «poco» el precio porque la producción de su almazara se dirigirá, casi en su totalidad, a sus clientes.
Cada riojano, consume de media 9,31 litros de aceite de oliva al año y se sitúan en cabeza el gasto del virgen extra, con 4,6 litros.