Hace aproximadamente un año, una funcionaria de prisiones del centro penitenciario de Logroño perdía dos dientes tras la agresión de un interno. Fue uno de los siete casos registrados en los últimos dos años en los que las amenazas fueron más allá y se tornaron en agresión. El pasado 15 de noviembre otro funcionario de la cárcel logroño tuvo que ser atendido por el servicio médico del centro tras la agresión de otro interno, en esta ocasión con patología psiquiátrica. Son ejemplos de casos graves a los que se enfrentan los trabajadores del centro penitenciario en el devenir de su dedicación profesional, pero desde luego, no son los únicos.

La Agrupación de Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) alerta también de las continúas amenazas que sufre el personal funcionario en la penitenciaría de la capital riojana. Amenazas del tipo «te voy a matar cuando salga» o «mi familia te va a buscar en la calle» están, según el sindicato mayoritario en Logroño, al orden del día.

A todo ello se suman también «las peleas entre los propios internos, requisas de móviles» o la entrada de droga al centro penitenciario. De hecho, en los dos últimos años se han registrado en la prisión logroñesa la muerte de, al menos dos internos por sobredosis. Uno de ellos, el pasado mes de octubre, estaba condenado a 20 años por su vinculación en la muerte de 'El Sevi'. El anterior se remonta a enero de 2021 cuyo cadáver fue hallado en su celda por los funcionarios en el recuento rutinario de las 8 de la mañana.

Desde Acaip denuncian que «lo peor de todas estas amenazas procedentes de internos e internas es que no tienen consecuencias. Al día siguiente seguimos tratando con los que nos han amenazado», señala José Manuel Garrote, representante del sindicato. Se trata de «incidentes regimentales que ocurren casi a diario», prosigue. 

Falta de personal. El sindicato mayoritario en la cárcel de la capital riojana ha denunciado en numerosas ocasiones la escasez de personal actual en el centro penitenciario de Logroño, que genera inseguridad además de no prestar una adecuada atención a los propios presos. 

La cárcel logroñesa cuenta con alrededor de 265 reclusos de los unos treinta presentan patologías psiquiátricas y «en general, muchos de ellos reaccionan de forma violenta ante muchas situaciones».