La CHE ignora qué hacer con la presa de Soto-Terroba

Javier Alfaro P.
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Costó casi 20 millones y lleva 3 años parada. No se conoce la situación real de la instalación que ni siquiera cuenta con personal. Está pendiente una última fase de dos ciclos de llenado completo y vaciado para detectar posibles incidencias

Estado que presentaba el martes el embalse del río Leza entre Soto y Terroba. - Foto: Óscar Solorzano

En pleno periodo de escasez de agua, es mucha la gente que se pregunta qué pasa con la presa de Soto-Terroba, cuya obra civil finalizaba hace tres años y que permanece sin actividad desde entonces. 

Proyectada a principios de los 2000, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) es la encargada de la infraestructura, cuya licitación se produjo en septiembre de 2006, con un presupuesto cercano a los 20 millones de euros. 
No fue hasta 2008 cuando se iniciaron las obras en el río Leza, estimadas en 18 millones, por parte de Acciona Infraestructuras, la empresa adjudicataria de las mismas. 

Además, se dispuso uno más para compensar a las localidades cercanas con actuaciones necesarias. La de mayor envergadura fue dotar de nuevos accesos a Treguajantes y Terroba desde la carretera autonómica LR-250, con una nueva ruta de acceso más segura. 

Tras varios parones en la construcción, las actuaciones se dieron por finalizadas en abril de 2020 y, desde entonces, nada más se ha sabido de la instalación. Con una presa de 35 metros de altura, la previsión es que el embalse tuviera una capacidad de 8 hectómetros cúbicos, 8.000 millones de litros.

Queda pendiente la última fase necesaria para tener la infraestructura activa. Las pruebas de la misma, que deben desarrollarse en dos ciclos estacionales completos, esto son dos años. En esta fase se debe de realizar la carga completa y la descarga de la instalación para comprobar que es estanca y no se producen fugas ni incidencias. Se trata de una prueba muy necesaria, teniendo en cuenta que materiales concebidos para estar bajo el agua llevan ya tres años expuestos en la superficie.

Este periódico se ha puesto en contacto con la Delegación del Gobierno de España en La Rioja para conocer de primera mano la situación actual, indicando que es la Confederación Hidrográfica del Ebro el organismo competente para ofrecer la información al ser los propietarios de la instalación. Consultada la CHE, al cierre de esta edición, la entidad presidida por Dolores Pascual no se había pronunciado de forma oficial.

 

Falta de organización. No es la primera vez que este organismo público no atiende peticiones de información sobre la presa de Soto-Terroba. Según ha sabido El Día, instituciones riojanas como la Delegación del Gobierno, el propio Ejecutivo regional, los ayuntamientos de la zona y representantes políticos en las Cortes Generales no han obtenido información oficial.

Desde la Consejería de Sostenibilidad y Transición Ecológica indican que se ha solicitado en varias ocasiones a la CHE que informe de la situación de la infraestructura, a través de los órganos colegiados pertinentes. El director general de Calidad Ambiental y Recursos Hídricos, Rubén Esteban, indica que «lo último que hay, a finales del año pasado, es que había algún problema que debía solventarse en lo relativo al control y gestión de la presa, así como de contar con personal cualificado para las labores de mantenimiento».

Si bien ya se han producido reuniones previas con la CHE, no hay concrección de los siguientes pasos a dar. Está previsto un encuentro este mes, que todavía no se ha producido, en el que se exigirá la creación de «un nuevo grupo de trabajo para solucionar los problemas que tiene este embalse y proponer opciones para que pueda estar plenamente operativo».

 

Informes previos. Consultado el Colegio Oficial de Geólogos de La Rioja, apuntan que existen informes previos sobre este pantano, tal y como exige la legislación española; si bien, no les consta que se haya realizado alguno posterior.

En uno de los análisis previos se indicaba que la margen izquierda, por la que discurre la carretera, debía consolidarse por seguridad, como se ha hecho. También se apuntaba la hipótesis de que 'quizá' fuera necesario 'actuar en la margen derecha', donde el tipo de tierra y sedimentación podría ser proclive, en teoría, a los 'deslizamientos'. Sin embargo, al no haberse producido todavía ningún llenado, este extremo no ha podido comprobarse.