Un punto y un cambio de actitud

M. A. G-S.
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La UDL empata a un Sanse que igualó el tanto Aridane en un duelo con mucho ritmo y ocasiones

Juanra festeja el gol que significó el 1-1 definitivo. - Foto: UD Sanse

Ficha técnica:

Sanse: Bañuz, Barrera, Juanra, Baro (Fomeyem, 46), Dani Molina, Fer Llorente (Jime, 51), Borja Martínez, Arturo, Fer Ruiz (Javi Rueda, 73), Raúl y Borja Sánchez.

UDL: Serantes; Fran Rodríguez Gaitán, Arregi, Simic, Iñaki; Castellano; David Ramos, Guarrotxena (Paolo, 84), Fer Cano (Dubasin, 62), Alfaro; y Noé Ela (Ardiane, 46).

Árbitro: García Gómez (colegio extremeño). Amonestó a Baro y a David Ramos al tiempo que expulsó a un integrante del cuerpo técnico sansero.

Goles: 0-1, M. 46: Aridane emboca el primer balón que toca; 1-1, M. 53: Juanra, tras acción a balón parado.

Incidencias: encuentro disputado en Matapiñonera con nutrida presencia de aficionados blanquirrojos.

 

Sanse y Unión Deportiva Logroñés se repartieron los puntos en un duelo de lo más entretenido en el que los riojanos, pese a sumar solo un punto, salen refortalecidos porque Aridane volvió a marcar, y la campaña del ascenso pasa por tener un '9' goleador, porque el equipo demostró que puede jugar a otra cosa y, sobre todo, porque los riojanos demostraron tener profundidad de banquillo, circunstancia inédita en semanas anteriores.

 

Un gol de Aridane en el primer balón que tocó puso el partido de cara para los riojanos pero el Sanse, lejos de la imagen disipada de hace quince días ante el Celta B, mostró hechuras de equipo. No tardó en empatar, yéndose desde entonces a por la victoria, con juego y con poderío en la estrategia. Los de Mere Hermoso no le perdieron la cara al partido. En el primer acto expusieron más, tras la pausa se protegieron más y, en los minutos finales, se tuvieron que conformar con salvar el asedio sansero. No ganaron aunque el balance de siete de nueve de la semana no ha de ser despreciado.

 

Mere Hermoso sorprendió con una novedosa alineación que situó a Noé Ela en punta y a Arregi en el eje de la zaga. Además, devolvió la titularidad a Iñaki en su posición natural, premiando a Fer Cano con su primera titularidad. Quien acuse al gaditano de inmovilismo se vio privado de argumentos.

Los primeros compases fueron locales. El Sanse mostró el arrojo que no ofreció ante el Celta B que se marchó de Matapiñonera con siete goles en su haber. Los riojanos querían el balón aunque fue el cuadro local el que tuvo dos ocasiones, netas, para haber adelantado. En las dos resolvió a Serantes demostrando que, como el mejor delantero, da puntos. Primero salvó un remate abajo, con reflejos felinos, después salvó con una mano arriba un remate envenenado.

Los de Mere, sin perderle la cara al partido, respondieron con un golpeo franco de Iñaki, sin consecuencias, pero sobre todo con un slalom de Alfaro que no pudo superar a su último marcador. El Sanse, con menos elaboración, buscaba a Arturo, delantero cuyo físico incomodaba a la zaga riojana. Aunque la asociación de Alfaro y Guarrotxena estuvo a punto de dar sus frutos Aunque Bañuz atajó seguro la gran jugada culminada por Iker.

Fue una primera mitad entretenida, con dos equipos sin queriendo sentirse protagonista, sin especular, algo inhabitual en los logroñeses, más habituados a un fútbol más reservón. Un centro peligroso de Fer Llorente fue el último conato de los madrileños en un encuentro de lo más agradecido.

En el vestuario, Mere Hermoso hizo un movimiento ganador. Cambió al batallador Noé Ela por Aridane. El canario, en el primer balón que tocó, tumbó al Sanse. Fran la puso al corazón del área, Guarrotxena la dejó pasar y el '9' hizo lo que se espera de él: la controló, se la acomodó y tras levantar la cara superó a Bañuz. Todo muy quirúrgico, todo muy efectivo.

El Sanse, tras el décimo gol en tres encuentros, trató de reponerse. Se fue a por el empate, se expuso, situación tantas veces aprovechada por la UDL a la contra. Sin embargo, en esta ocasión, los madrileños restablecieron la igualdad con prontitud. Arturo prolongó de cabeza un saque de falta que Juanra, con el muslo y de manera afortunada, superó a Serantes, incapaz de rectificar para frenar la parábola.

Los riojanos seguían teniendo todo un tiempo para llevarse los tres puntos de Madrid en un fin de semana en el que, en caso de victoria, podían presionar al Racing, Rayo, Ferrol y Real Unión (frenados por la covid) y Unionistas, derrotado en Las Gaunas.

Ni sanseros ni logroñeses se ahorraron nada, en un encuentro vertiginoso en el que el centro del campo pintaba poco. Jime, recién entrado, era el agitador local mientras que a Fer Cano le emulaba en el área contraria. Y cuando el '7' fue sustituido, Dubasin tomó su relevo. Al contrario que en las semanas precedentes, Mere Hermoso sí disponía de banquillo.

Sanse y UDL pusieron vértigo, con ocasiones simultáneas, a cual más clara, en cada área. Borja Sánchez se entretuvo en la propia y, a continuación, Dubasin firmó una gran contra que acabó con asistencia para Guarrotxena, al que le faltó el acierto de la primera vuelta. Podía suceder cualquier cosa en un encuentro con ritmo vertiginoso entre dos equipos que jugaron sin freno, lejos del fútbol control por el que han apostado durante tantas veces.

Como no había tregua alguna, Borja Martínez probó a Serantes y, poco después, Molina asistió a Arturo que cabeceó con saña pero sin dirección. No había respiro porque a continuación Alfaro pisó el área aunque no pudo superar a Fomeyem.

A un cuarto de hora del final, el choque se tomó una pausa, con Serantes echándose al suelo por un golpe fortuito en su muslo izquierdo. Por fortuna, no fue nada y tras, el susto, continuó el fútbol sin tregua. Los locales con más presencia ofensiva; los visitantes con movimientos más calculados, esperando a la contra.

El meta de Barakaldo demostró estar recuperado salvando un remate envenenado de Javi Rueda en una acción en la que Jime reclamó penalti. Una vez más, Serantes se erigió en jugador diferencial poco antes de que Aridane cabeceara alto un centro de Castellano.

En los últimos minutos, el Sanse tocó a rebato, emprendió el asedio, principalmente por alto, pero no pudo tumbar a la zaga blanquirroja.