"No hacemos películas históricas, pero vemos las de otros países"

Juana Samanes
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Perseverante. Gracias a su gran empeño, el cineasta vasco ha cumplido su sueño de llevar a la gran pantalla un relato épico basado en la mitología vasca

El director de cine Paul Urkijo, durante el photocall de su película "IRATI", en Madrid. - Foto: EFE

Pocas películas de nuestra cinematografía son de cine de época, de ahí que haya que destacar el esfuerzo que el joven alavés Paul Urkijo ha hecho en su largometraje épico Irati, donde nos traslada al siglo VIII, en un relato de realismo mágico poblado criaturas fantásticas. Se estrena el próximo 24 de febrero.

Siempre ha confesado que es un aficionado de los relatos fantásticos, también de los cómics. ¿Pero qué le hizo decantarse por adaptar Irati, basada en la historia gráfica de Juan Luis Landa y Jon Muñoz?
Siempre he sido un forofo de los cuentos, la fantasía, el terror y la mitología, en concreto la vasca, porque es la que me enseñaron mis padres. Cuando íbamos al monte me decían: «en este monte vive Mari, en ese río hay lamías, en este bosque vive Basajaun», y me contaban los cuentos que son bastante conocidos en mi tierra. Yo he hecho anteriormente cortos, la película Errementari, pero siempre tuve la obsesión de hacer una sobre la mitología vasca y sobre la época medieval en los Pirineos antes de la creación del reino de Pamplona. Y pensando en esto, recordé el cómic de los años 90 de Irati que, de alguna manera, bebía de esa fuente original. Fue lo que me inspiró, pero mi historia es totalmente diferente, y solo me he quedado con los dos personajes, Eneko e Irati. 

En nuestro país, actualmente, pocos directores se atreven a hacer cine de época y fantástico, como es el caso de su película. ¿Se debe a dificultades de presupuesto?
Al final hemos tenido un presupuesto de unos cuatro millones de euros, muy pequeño para una película de estas características, con ínfulas de ser épica. Efectivamente, en este país no tenemos cultura de hacer películas ni históricas ni fantásticas, pero vemos las que vienen de otros países. Como es el género que a mí me gusta, y soy muy cabezón, lo he conseguido, aunque ha sido muy duro.

Ha rodado su película en euskera, pero creo que también se ha doblado al castellano…
Es una apuesta para que los jóvenes se empiecen a acostumbrar a los subtítulos. A mí me agradaría que la película se viese en euskera, porque es lo más lógico, y de cara a venta internacional el exotismo de los idiomas ayuda, creo que le da un plus de riqueza. No obstante, también hay versión doblada al castellano que está muy cuidada, como ocurre con las películas de Marvel. 

En Irati se repite continuamente la frase «Todo lo que tiene nombre existe». ¿Podría explicarlo?
Esta frase hace alusión a la preservación. En el caso de las deidades mitológicas, que están enraizadas con la naturaleza, era la manera que tenían nuestros antepasados de entender los fenómenos naturales. De alguna manera, la personificación de esas deidades se transmite gracias a que tienen nombre, si no los nombramos terminan desapareciendo. Por tanto, la película habla de la preservación de entender el mundo de diversas maneras y darle importancia al nombre de las deidades. A mí, esos cuentos me han llegado gracias a la transmisión oral. Y, a su vez, va unido a la preservación de la naturaleza, dar identidad a las cosas, llamarse la selva de Irati, tiene más significado que si solo lo llamásemos bosque, entendiéndolo como algo especial o diferente. 

El tema fotográfico de su película es espectacular, debido a impresionantes localizaciones naturales. ¿Ha sido duro el rodaje?
Ha sido duro, pero muy bonito, tanto el director de fotografía Gorka Gómez como yo, queríamos que la película tuviera ese empaque visual y para ello hemos rodado en parajes con luz natural o, en el caso de las cuevas de Guipúzcoa, con antorchas. Hemos subido montañas por el Pirineo o hemos ido a Huesca a grabar en el castillo de Loarre. Pero ha merecido la pena.