Valdezcaray ya está casi a punto para la apertura de la temporada 2022-2023. Solo falta lo más importante: la nieve.
«Para abrir la estación y para fabricar nieve artificial se necesitan unas condiciones mínimas», asegura Jorge Lladó, gerente de la empresa pública Valdezcaray S.A. que gestiona la estación de esquí riojana. «En cuanto haya una nevada en condiciones y tengamos un espesor de 20 centímetros, estamos capacitados para abrir la estación en menos de 24 horas».
Hacer nieve sigue un proceso natural. Se necesita una temperatura ambiental inferior a 5º C, la humedad habitual de la montaña que crea una sensación térmica por debajo de -2ºC y la naturaleza hace su labor. Un depósito situado en lo alto de la montaña deja caer agua por unos conductos y esta sale pulverizada al exterior. «Con que esté diez segundos en el aire se crean microcristales de hielo, que unidos a otros forman nieve».
El almacén de esquís permite alquilar material de diferentes tipos y gamas. - Foto: Óscar Solorzano
La configuración de las pistas, con pequeñas barreras de madera en algunos laterales, permite que la nieve no se pierda arrastrada por las fuertes rachas de viento de la Sierra de la Demanda. Los más de 100 cañones instalados son los encargados de hacer el resto.
En las últimas semanas los operarios se afanan en tenerlo todo listo con el fin de semana del puente de diciembre como posible fecha de apertura. Solo si hay nieve. El cierre llegará cuando ya no haya.
En la mañana de ayer el timbre no dejaba lugar a dudas: los telesillas estaban en marcha, uno de ellos con nueva rotulación. Las comprobaciones de seguridad se hicieron con bidones de agua, con diferentes pesos, simulando personas. Hacia delante, hacia atrás, con la energía eléctrica «verde» de la estación, con motores de combustión de emergencia... el objetivo, que todo funcione a la perfección. También los itinerarios de entrada y salida, con el pertinente vallado.
El funcionamiento de los telesillas se comprueba con bidones de agua que simulan pesos humanos. - Foto: Óscar Solorzano
En la zona de alquiler nunca se ha respirado tanta calma. Con todo en perfecto orden ahora hay esquís de diferentes longitudes y calidades porque «hay gente que ya busca alquilar gama alta».
En los puntos de restauración también se notaban los preparativos. Técnicos de Cafés Baqué ponían a punto la cafetera, mientras una decena de personas organizaban armarios y neveras.
El gerente de la estación muestra el nuevo punto de gestión de forfaits comprados a través de internet. - Foto: Óscar SolorzanoFORFAITS
Aunque se mantienen las taquillas físicas, con la compra de entradas a través de internet el acceso es mucho más rápido. Basta con leer un código QR en un lector para obtener el abono que permite el acceso a las instalaciones. Se trata de un dispositivo sin contacto con tecnología RFID, que a través de ondas electromagnéticas similares a los de las alarmas antirrobo de las tiendas, detecta el pase y permite el acceso a través de los tornos. Esta temporada los precios se mantienen.
En el edificio junto a los aparcamientos también se han instalado pantallas que muestran la situación de la instalación en tiempo real, con el estado de las 26 pistas y los 10 remontes.
Lladó señala que la estación riojana recibe «principalmente usuarios de La Rioja, Burgos, País Vasco y Madrid», además de los habituales. La media docena de clubes de esquí y snowboard de la zona juntan a más de 2.000 socios.
También están preparados los planes de formación para todas las edades y, especialmente, el ya tradicional programa dirigido a estudiantes de centros educativos riojanos, castellanoleoneses, vascos y navarros que permitirá un acercamiento gratuito a los deportes de nieve, previsiblemente a inicios de 2023.
Si bien el invierno pasado no ofreció malos datos económicos y de visitantes, Lladó considera que no fue una temporada «al uso, ya que vino mucha gente pese a no haber casi nieve ni kilómetros abiertos». Los próximos meses se esperan buenos, «si hay nieve», gracias al mantenimiento de precios.