Rocandio: "Sigo tomando fotografías con carrete"

Víctor Zurrunero
-

Su padre era óptico y eso unió su destino con la vista. Una mirada, a través del objetivo de una cámara, con la que ejerce su profesión con pasión, consciente del poder que la fotografía tiene para hacernos reflexionar sobre la vida.

Jesús Rocandio, fotógrafo y director de La Casa de la Imagen - Foto: Óscar Solorzano

Es el menor de seis hermanos  y ya de niño les veía trabajar en un pequeño laboratorio fotográfico que tenían en casa, donde se fue forjando su futura vocación. Con 14 años comenzó a tomar fotografías y, aunque compaginó esta afición con sus estudios de filosofía, al llegar a la veintena decidió dedicarse por completo a lo que más le gustaba, hacer fotos. Comprometido con las transformaciones sociales, ha viajado por muchos lugares del mundo para mostrar otras realidades. Desde 2007, está al frente de su proyecto más personal, la Casa de la Imagen, que reúne una galería de exposiciones, una escuela y un centro de investigación, además, trabaja junto a su hermano en la ONG VisionMundi, que lucha contra la ceguera en el mundo, con la que realiza documentales.  

 

¿Cuándo comienza su vocación por la fotografía?
Yo empiezo a hacer fotografías con 14 años. Soy el menor de seis hermanos y en mi casa ellos tenían un pequeño laboratorio. Me gustó mucho y en poco tiempo, ya me encargaba yo de ello. Más en serio, comencé a hacer fotos cuando tenía unos veinte años. Estudiaba filosofía y lo compaginaba con la fotografía, hasta que hubo un momento en el que dije: a mí lo que me gusta es hacer fotos. 

 

¿Recuerda la primera cámara fotográfica?
Claro, fue una Werlisa Club Color, que me regalaron. La primera que compré, lo hice a medias con mi hermano cuando tenía 15 años, era una Zenit EM. 

 

¿Jesús Rocandio ve la vida en color o en blanco y negro?
Depende, yo ahora trabajo solo el color, pero he tenido temporadas de blanco y negro. Mi interés actual por la naturaleza y la ecología hace que ahora trabaje en color.  Estos últimos 5 años mi vida han sido en colores. 

 

¿A qué personaje le gustaría fotografiar?
Como el arte es mi mundo, me encantaría hacer una foto a Antonio López. Le conozco personalmente y un día le dije que me gustaría hacerle un retrato, pero de momento se quedó ahí la cosa. 

 

¿A qué destino viajaría para llenar un álbum de fotos?
A la selva del Amazonas.

 

Durante su trabajo para la televisión japonesa, ¿aprendió algo del idioma?
Nada, ya me hubiera gustado tener la oportunidad de aprender algo de japonés. Trabajé varios años para la televisión pública de Japón, pero lo hicimos en España, después de las Olimpiadas del 92, y todo el equipo hablaba español.


Si tuviera que escoger una instantánea que representara a La Rioja ¿Cuál elegiría?
Una foto que ya he hecho. Hay una imagen mítica, que han tomado también muchos fotógrafos. Es una vista desde el monte Cantabria de Logroño, con el río Ebro en primer plano, se divisa todo el valle y al fondo los montes, con el pico de San Lorenzo. Creo que es una imagen que representa perfectamente como es nuestro territorio con el río y la montaña.

 

¿Siente nostalgia del carrete?
No, no siento ninguna porque hago muchos. Sigo tomando fotografías con carrete. Hago muchas fotos en analógico. Además, está volviendo con mucho furor de nuevo. Pero, sí puedo sentir cierta nostalgia por aquel mundo que había alrededor de la fotografía analógica, donde las personas se lo tomaban con mucha más calma,  de manera mucho más reflexiva.


¿Qué momento le habría gustado inmortalizar y no ha podido?
A nivel documental, hay una foto que no hice y me dolió perdérmela. Fue cuando cayó el muro de Berlín. Estuve a punto de ir y me habría encantado estar ahí, y ver como se derrumbaba ese símbolo. 

 

Usted trabaja con la imagen, en cambio mantiene una imagen muy conservadora, ¿cuántos años lleva con bigote?
(Ríe), me lo he quitado alguna vez, pero muy raramente, también he llevado barba alguna vez. Ahora llevo con bigote unos 25 años aproximadamente. 


Para usted, ¿Qué foto representaría al año 2020?
Pues tengo el corazón partido entre dos. Desde el punto de vista de lo que nos ha tocado vivir, alguna fotografía de las calles vacías, que me impresionaron mucho. Y desde el punto de vista de la esperanza, una imagen de la naturaleza, con un bosque frondoso, con el cielo azul y unas cuantas nubecitas, que representa la única salida que tenemos, la vuelta al mundo natural. 

 

Su familia se ha dedicado a la óptica, tiene un hermano oftalmólogo. ¿Se ha sentido usted un poco la oveja negra?
En mi casa todos se han dedicado a la vista de una manera o de otra. Ellos se dedican a la salud y yo a la reflexión sobre las imágenes. No me he sentido nunca la oveja negra. De hecho. mis hermanos están encantados. Tener un fotógrafo en la familia les libra de tener que hacer las fotografías ellos.(bromea).

 

¿Qué otras aficiones tiene?
A parte de la lectura, la montaña. Mi gran afición es la naturaleza. 

 

Si abrimos el álbum personal de recuerdos de su vida, ¿Cuál sería su fotografía favorita?
 Conservo una foto, de un día que toda la familia íbamos a misa. Yo tengo 3 años y estoy  con mis padres y mis cinco hermanos. Esa fotografía tiene mucho valor para mí, porque estoy como protegido por toda mi familia, que para mí es muy importante. De hecho la restauré y hasta la coloreé, porque era en blanco y negro, y la tengo en mi cocina.

 

Ha recibido muchos reconocimientos a lo largo de su carrera, ¿alguna vez le han cegado los flashes de la vanidad?
No, porque a los fotógrafos nos toca mucho lidiar con la vida. De repente estoy en África trabajando con gente que no tiene casi para comer, o metido en una selva en Brasil. Estar pegado a la pobreza y con una realidad que no es la nuestra, te aseguro que no deja que te ciegue ningún flash. 

 

Profesionalmente, ¿qué le pone más, un posado o un robado?
Un posado, con diferencia. Siempre he pensado que en un retrato la persona tiene que saber que la estás fotografiando, para que haya un trabajo entre los dos. Hay cosas ‘robadas’ que también son magníficas, pero me pone más (por utilizar tu misma expresión) poner a alguien delante  mi cámara y hablar con él, definir el fondo o  si la vamos a hacer el estudio o en la calle.
 
¿Qué consejo le da a sus alumnos?
Que vayan mucho al museo, que vean cine, que es lo que luego va a alimentar las imágenes, porque la técnica se aprende.